El trabajo tampoco es un espacio seguro para ellas

29 de Abril de 2024

El trabajo tampoco es un espacio seguro para ellas

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“Si tocas a una, respondemos todas”. Con esta
consigna, tres empleadas
renunciaron a su empleo ante la agresión a una de sus compañeras

María Fernanda (Mafer) estaba atendiendo a un cliente, cuando éste le envió un video masturbándose. Ella reaccionó cerrando el archivo; con enojo y furia de saber que su trabajo tampoco era un espacio seguro, decidió usar el Instagram de “El Cajón de Lola” —tienda de juguetes sexuales en la que laboraba— para denunciar que había sido víctima de violencia.

Sin embargo, Gerardo, su jefe y dueño de la tienda, le exigió que bajara el contenido sin antes preguntarle cómo estaba. La respuesta de Mafer y de sus tres compañeras fue renunciar bajo la consigna: tocas a una, respondemos todas, pues señalaron la poca empatía de su patrón pese a que el discurso de la tienda era completamente diferente.

Era el 8 de marzo, día en el que las mujeres salen a las calles a protestar y exigir un alto a la violencia de género, y Mafer estaba trabajando cuando recibió el mensaje un hombre:

—"¿Te puedo mandar una foto para que me digas qué juguete me conviene?"— preguntó el presunto cliente.

—Si, mándame las opciones de los juguetes que te gustan— respondió Mafer.

—No, pero te puedo mandar una foto de cómo la tengo para que veas cuál—escribió el hombre.

Ni siquiera me dio tiempo de reaccionar, me mandó un video masturbándose, lo abrí y en cuanto vi que era eso lo cerré, y me quedé en shock”, cuenta Mafer a ejecentral.

Sin contrato, pero con renuncia

Apoyada por el equipo digital de “El Cajón de Lola” decidieron usar el Instagram con 33 mil seguidores para darle visibilidad a lo que había pasado. Mafer se grabó contando su experiencia y las redes de la tienda se llenaron de mensajes de apoyo.

A las 23:30 horas su jefe la llamó exigiendo que quitara su testimonio porque “no era lo que la marca comunicaba”, pero no le respondió. Él cambió la contraseña de la cuenta y borró los videos. Mafer señala que el equipo digital de “El Cajón de Lola” nunca tenía que pedir autorización para gestionar las redes y que contaban con total libertad para postear en la cuenta.

Esa noche Gerardo se integró a una reunión virtual donde las cuatro mujeres que gestionaban las redes de “El Cajón de Lola” —que trabajaban sin contrato y sin derechos laborales— estaban. El dueño se sorprendió de verlas reunidas y al preguntar el motivo “solo atiné decir ‘si tocas a una respondemos todas’. No es posible que te preocupas más por una marca que porque a mí me pudiera causar un trauma ver un pito que yo no pedí”, dice Mafer.

Las trabajadoras de “El Cajón de Lola” se quejaron de que Gerardo como jefe no dio apoyo a Mafer, ni le preguntó cómo estaba. Ellas decidieron renunciar y pese a no tener contrato si firmaron una carta de renuncia durante una reunión presencial en la que también tuvieron que poner su huella dactilar.

En entrevista Mafer señala que esta experiencia materializa el estigma que existe hacia las personas que trabajan en la industria del sexo.

“Cuando pasó esto fue como un golpe de realidad, estoy segura que mucha gente dice ‘bueno, ahuevo, como ella habla de sexo puedo jalarmela pensando en ella o le voy a mandar un video para que sepa que estoy pensando en ella’, cualquiera que trabajemos en la industria del sexo está expuesto a ello”.

Mafer planea meter una denuncia por la agresión que recibió y ya se encuentra en reuniones con su abogada para hacerlo. Además, junto con la diputada Alessandra Rojo de la Vega planean hacer una serie de charlas sobre la violencia en espacios laborales.

https://twitter.com/AlessandraRdlv/status/1371543688631910401?s=20