El Trump sosegado duró 30 minutos

16 de Diciembre de 2025

El Trump sosegado duró 30 minutos

La Universidad de Hofstra volvió a ser escenario de un debate presidencial histórico

Foto: Tomada de www.theintercept.com

Carrera hacia la casa blanca

Juan Pablo de Leo/Enviado

HEMPSTEAD, NY- Fue la tercera ocasión que la Universidad de Hofstra hospedó un debate presidencial. Por ese escenario ya habían pasado John McCain y Barack Obama en 2008 cuando fue el anfitrión del tercer y último encuentro entre aspirantes de aquella elección que dio cuenta de la maestría de Obama para manejar situaciones de discurso y oratoria. En 2102 Obama visitó Hofstra como candidato en el segundo debate durante la contienda contra Mitt Romney, luego de haber perdido un desastroso primer debate que casi le cuesta el segundo mandato.

Ahora tocó el turno para Hillary Clinton y Donald Trump de ocupar el mismo escenario: histórico por tener por primera ocasión a una mujer como candidata al puesto de mayor poder en el mundo.

La obsesión de Hofstra por llevar a cabo los debates en su Universidad tiene sustento en el programa de Historia Presidencial Estadunidense con el que cuenta la currícula del plan de estudios, único en su tipo en ese país. Han realizado conferencias con todos los presidentes de Estados Unidos desde 1982, abordando la administración de Roosevelt hasta la última que llevó a cabo el año pasado, detallando la presidencia de George W. Bush; todos en colaboración con las Librerías Presidenciales de cada uno de ellos.

Esto habla de la cercanía y compromiso que tiene con la promoción de la cultura de la figura presidencial, enaltecida por personajes como Washington, Lincoln y el mismo Roosevelt; todos con sus pecados, errores y aciertos, pero esenciales para entender las responsabilidades y toma de decisión que requiere ese cargo.

Reconocida por su talento deportivo en varias disciplinas, Hofstra destaca también por sus instalaciones deportivas en disciplinas como futbol y tenis. Tal es la importancia, que han hecho grandes inversiones en infraestructura e instalaciones. Prueba de ello es el moderno auditorio David & Mack Sports and Exhibition Complex donde se llevó a cabo el debate.

Únicamente 500 estudiantes elegidos a través de una lotería universitaria; invitados especiales de cada una de las campañas presidenciales y personal de NBC responsable de la transmisión tuvieron acceso al inmueble. Ni siquiera de forma previa se permitió el acceso a cualquier otro medio de comunicación, por lo que la cobertura misma del evento lo hace ya de por sí más interesante.

La convivencia en conjunto de la prensa a distancia, pero en el mismo lugar, genera un ambiente que se combina con las diversas opiniones y los empujes de opinión y foco a través de los spin doctors de cada una de las campañas.

Durante una semana el campus universitario se convierte en un búnker de medios de comunicación. Los estacionamientos se transforman en enormes sets de televisión que permite el impresionante despliegue de las tres principales cadenas que más invierten en la cobertura: CNN, Fox y MSNBC.

Foto: Tomada de www.hofstra.edu

Más de doscientos medios estadunidenses y otro centenar de prensa extranjera se enfilan a lo largo de la calle, a las afueras del auditorio deportivo que albergará el encuentro. Algunos servicios de comida rápida improvisados y cerveza gratis, patrocinada igualmente en los estacionamientos junto a los sets, esperan a los hambrientos y sedientos periodistas que en jornadas de 22 horas cubren el evento.

Ya dentro del gigantesco centro de prensa, las mesas en fila dispuestas para los periodistas, una tras otra, crean pasillos interminables que recuerdan a aquellos exámenes masivos de admisión a alguna universidad. Decorados con enormes banderas de Estados Unidos y con televisiones instaladas cada dos o tres metros, en un espacio que permite una visibilidad total del circuito cerrado por el que se transmite el debate al salón.

›A su vez los enormes tablones con acceso a red Wi-Fi, conexiones eléctricas y espacios de trabajo, y que están rodeadas por los pequeños sets de otras estaciones de televisión que pagaron por un espacio a lo largo de los límites del salón, se comienzan a llenar hasta que no queda un área sin ocupar. Radio, prensa escrita, digital y televisión conviven hombro a hombro en los lugares asignados tras un pago a la Universidad.

La conversación del momento eran las encuestas publicadas horas antes por cadenas como ABC que daban un empate técnico por primera vez desde las Convenciones. Hasta adelante, un salón enorme, abierto, como un “corral”, será el lugar para que al terminar el debate reporteros, políticos, candidatos, analistas, académicos se mezclen en un fascinante juego de preguntas y respuestas que intentan hacer sentido y formar opiniones de lo ocurrido durante los noventa minutos entre Hillary Clinton y Donald Trump.

El “debate del siglo” —llamado así por la amenaza que algunos piensan representa la posibilidad de que Donald Trump pudiera llegar a encabezar el máximo poder militar, comercial y financiero del mundo— era esperado por 84 millones de personas, que terminó siendo el rating final del evento, el debate político más visto en la historia de Estado Unidos.

Comenzó puntal a las 9 de la noche, hora local de Nueva York. Hillary, vestida de rojo, salió al escenario para saludar a un Trump de corbata azul y traje oscuro, que inmediatamente tras el apretón de mano, impuso su condición física al dar un par de palmadas al hombro de Hillary buscando establecer su “dominancia”.

Las primeras intervenciones de Trump fueron recibidas con risas por la prensa para después dar paso a unos minutos de silencio y nerviosismo que generaron los buenos primeros 30 minutos de Trump en los que manejó bien a su adversaria y la puso en predicamentos en varias ocasiones. Cinco menciones de México por parte de Trump, seguidos por ataques a las cambiantes posiciones que Clinton ha manejado respecto a los acuerdos comerciales. Con la mente en estados como Michigan, Ohio, Illinois, Pennsylvania, a los que se refirió durante sus intervenciones, parecía que el control y el dominio lo tenía el republicano.

Las risas no cesaban entre los periodistas que movían en desaprobación sus cabezas ante las repuestas de Trump. La poca preparación que tuvo al haber subestimado la situación provocó que una vez que se acabó el tema comercial y del caso Irán, en donde sin duda afectó la credibilidad de Clinton, sus argumentos se comenzaron a desmoronar. El Trump disciplinado del principio dio paso a Donald, el impaciente, interruptor y cínico que puede llegar a ser.

La preparación casi coreográfica que en comparación tuvo Clinton, los llevó a las circunstancias que ella quería: atacar su fortuna, implantar un distractor para sacarlo de sus mensajes durante los siguientes días y semanas —la mención de Alicia Machado— y terminó por dar la percepción de haber ganado el debate. Por lo menos así se sintió al final y es lo que refleja la prensa. Lo que ocurra en las encuestas es lo que realmente importa: el efecto o no del debate en los números y preferencias. Dan un nuevo “momento” en la campaña y un cambio de discurso. Así hasta el próximo domingo 9 de octubre, cuando se enfrenten por segunda ocasión. Campus. La Universidad de Hofstra se ha especializado en Historia Presidencial de Estados Unidos. Créditos: