AMLO como EPN

27 de Abril de 2024

Lourdes Mendoza
Lourdes Mendoza

AMLO como EPN

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) insistirá en la reducción de 50% del financiamiento público para los partidos políticos, así que ésta podría ser la iniciativa número 17 que envíe al Congreso de la Unión y que, en los hechos, sólo beneficiaría a Morena. ¿Nos quiere dar atole con el dedo? El tema se ha rechazado una y otra vez en San Lázaro, igualito que el expresidente Enrique Peña Nieto cuando planteó la reducción de legisladores plurinominales, medida que, en ese entonces, favorecía a su partido, el PRI.

Nada de que ya se pusieron de acuerdo y votaron en contra, enfatizó AMLO, quien advirtió que esperará unos días para presentar su iniciativa al argumentar que debe haber austeridad republicana, que se acabaron los lujos, el derroche, los abusos y el régimen faraónico.

Reducir lo que se destina a partidos es un reclamo ciudadano, pero no para la siguiente elección, sino para 2030, cuando los actores políticos actuales no quieran jalar agua a su molino. Puesto que llegaron con este financiamiento y siendo mayoría estarían creando una enorme inequidad, un piso asimétrico. Por ejemplo, si este año se redujera a la mitad el financiamiento, Morena tendría 850 millones de pesos, superior al presupuesto actual, sin recorte del PRD, PVEM, MC y PT.

En 2011, como candidato, Peña Nieto planteó eliminar 100 de 200 diputados federales plurinominales, al argumentar que se había dado una sobrerrepresentación a las minorías. Fue en 2017 cuando el PRI presentó la iniciativa para modificar la integración del Congreso y reducir 100 diputaciones de representación proporcional y eliminar las 32 senadurías que se eligen por este principio. Uno de los argumentos fue reducir el gasto. Nunca se llegó a un acuerdo.

El meollo en ambos no es el bien de la democracia, sino aprovecharse de su mayoría y sacar ventaja con discursos demagogos.

Ahora, con la nueva propuesta de AMLO, tampoco se vislumbra un acuerdo entre las fuerzas políticas. Ya el presidente interino de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar, mandó una carta a los dirigentes de los partidos políticos para presentar, de manera conjunta, una iniciativa de reforma constitucional que baje a la mitad el gasto ordinario de los partidos, tras advertir que éstos se multiplicaron por 10 desde 1997.

El primero en soltar un rotundo “no” fue Alito Moreno, del PRI, quien tildó la propuesta de demagógica, que pretende eliminar a los adversarios políticos y afirmó que “la democracia cuesta, pero cuesta más un gobierno autoritario”.

En tanto que, la coordinadora del PRD, Verónica Juárez, advirtió que los cambios propuestos son meramente propagandísticos, buscan debilitar el sistema de partidos, eliminar a la oposición y que el partido en el gobierno se perpetúe en el poder. En el PAN, unidos como están, declararon que este recorte es “autoritarismo” de AMLO.

El consejero del INE, Ciro Murayama, advirtió que la reducción de prerrogativas podría generar inequidad en las próximas elecciones, que los partidos tendrán la mitad que 2018, mientras Morena el doble que en 2018, obvio “es una medida que tiene perdedores y ganadores”.

Si se hace de nuevo el intento por adelgazar el gasto de los institutos políticos no será fácil llegar a un acuerdo. Este tema ya se ha intentado varias veces, recordarán la iniciativa “sin voto no hay dinero” que estuvo a punto de lograr consensos en San Lázaro en 2017, pero al final, los políticos se arrepintieron y los partidos se echaron la bolita.

¿Qué tienen en común Alito y Marko Cortés, del PAN? En su primer intento de Morena por sacar este tema, el panista recomendó al Presidente que si quiere ahorrar, reactive la construcción del Aeropuerto de Texcoco, mientras que el priista declaró ahora que la cancelación del NAIM costó 220 mil millones de pesos con los que podrían financiar 100 años de democracia en México.

Ojo, pues al tratarse de una reforma constitucional, ya saben, el proceso es más difícil y requiere de los acuerdos que logren los coordinadores parlamentarios; en primera instancia, Mario Delgado. La reforma tendría que pasar en Diputados y Senado por las dos terceras partes de los votos y luego ir a los congresos locales, así que un cambio pronto, ni en sueños.