Gratitud

29 de Diciembre de 2025

Diana Gabriela Campos Pizarro
Diana Gabriela Campos Pizarro
Mediadora Privada certificada y con fe pública por el Tribunal Superior de Justicia de la CDMX y profesora universitaria.

Gratitud

Diana Gabriela Campos Pizarro

Diana Gabriela Campos Pizarro

/

Foto: EjeCentral

La vida me ha regalado la enorme oportunidad de recomenzar, de replantearme personal y profesionalmente, de encontrar mi elemento y quizá ya algo muy cercano a mi misión de vida: la mediación. Este regalo llegó después de un largo camino de experiencias, aprendizajes y tropiezos; tras procesos de autoconocimiento, de reconocer errores y también de valorar habilidades y destrezas que estaban ahí, esperando ser reconocidas y cultivadas.

La gratitud que siento es inmensa, porque la vida no solo me ha permitido descubrir esta vocación, sino que me ha puesto frente a maestras y maestros de vida que han marcado mi camino. Entre ellos, mi madre, “hija de un revolucionario”, práctica, objetiva y profundamente enamorada de la vida. Ella, con todo amor, me ha apoyado y acompañado, recordándome que se puede crecer profesionalmente sin dejar de ser ama de casa de mi propia casa, con humor y con orgullo. Su ejemplo me ha enseñado que la fuerza y la ternura pueden convivir, y que el compromiso con la vida se expresa en cada gesto cotidiano.

También agradezco a mi hijo, quien me ha prestado la vida para reaprender. Gracias a él he podido crecer, corregir viejas costumbres familiares que ya no son de utilidad y abrirme a nuevas formas de relacionarme. Su presencia me recuerda que la mediación no es solo una práctica profesional, sino también una manera de vivir, de escuchar, de acompañar y de transformar vínculos.

Hoy, además, nos acompañamos en una gran tribu de personas mediadoras de toda la República Mexicana, unidas en Soluciones pacíficas y colaborativas. Juntas y juntos nos hemos dado a la tarea de analizar temas de mediación y mecanismos de solución de conflictos, de colaborar a distancia gracias a la tecnología, encontrando siempre apoyo, compañía y los mejores consejos de colegas con muchos años de práctica. Esta comunidad me ha mostrado que la mediación no es un esfuerzo aislado, sino una construcción colectiva que se fortalece con cada diálogo, con cada reflexión compartida y con cada experiencia transmitida.

La vida me ha sido generosa: soy orgullosamente egresada de la UNAM y hoy tengo el privilegio de impartir clases sobre mediación y mecanismos de solución de conflictos. Este espacio que Eje Central nos brinda es una oportunidad invaluable para replicar, difundir y acompañar procesos que fortalecen la cultura de paz.

Y sí sé, que las tareas pendientes son numerosas, los desafíos y retos se multiplican más allá de lo que mis manos podrían contar. Sin embargo, confío plenamente en que estos grupos de mediadoras y mediadores, conscientes de la confianza que la sociedad deposita en nosotras y nosotros, seguiremos preparándonos y sosteniéndonos mutuamente.

La gratitud que hoy expreso es también una promesa: caminar con humildad, con apertura y con la certeza de que la mediación trasciende la técnica, porque es, en esencia, una forma de vida. Agradezco a la vida, a mi familia, a mis colegas, a mis alumnas y alumnos, y a todas las personas mediadoras que nos acompañamos en este trayecto.

Porque en cada encuentro, en cada convenio y en cada palabra de paz, se renueva la misión que nos une: construir un mundo más justo, más humano y más incluyente.

Gracias, gracias, gracias!