EPN sin mejora en su aprobación

27 de Abril de 2024

Lorena Becerra

EPN sin mejora en su aprobación

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En las últimas semanas fueron publicadas las encuestas más recientes de aprobación presidencial. Aunque la mayoría registran una ligera mejora en el dato neto de evaluación (aprobación menos desaprobación) de Enrique Peña Nieto, la situación del Presidente continúa siendo precaria. Por un lado, Peña Nieto es el mandatario peor evaluado en América Latina, como lo marca el último dato del Latinobarómetro. Por otro lado, también exhibe un récord deficitario respecto a sus tres antecesores quienes a mitad de sus respectivos sexenios no contaban con una desaprobación tan alta, ni una aprobación tan débil. Por último – a menos que la economía o la seguridad mejoren substancialmente en los próximos años – será difícil que el Presidente logre un repunte real en su imagen.

La aprobación presidencial de Enrique Peña Nieto ha estado en números rojos desde hace más de un año. Episodios como Ayotzinapa, la Casa Blanca y la fuga de El Chapo dañaron fuertemente su imagen. Pero el contexto de estancamiento económico y ausencia de mejoras en seguridad es lo que explica que el punto mínimo en su aprobación haya alcanzado un nivel tan bajo. Si bien ahora se interpretan las cifras nuevas como una recuperación, es muy pronto para augurar que esto se convertirá en una tendencia a futuro.

Más bien lo que las encuestas nos indican son tres fenómenos. En primer lugar, la banda de movimiento de la aprobación se ha desplazado a un escalón inferior. Los citados episodios – en particular la fuga de El Chapo – representaron golpes irreversibles para el mandatario. En segundo lugar, los 5 a 7 puntos de crecimiento en aprobación que registran Reforma y Buendía y Laredo, respectivamente, son blandos y pueden desvanecerse fácilmente. Por último, la relevancia que ha adquirido la corrupción como factor de evaluación presidencial tiene un potencial nocivo importante.

Enrique Peña Nieto alcanzó el nivel más bajo que ha tenido un Ejecutivo Federal desde el primer trimestre de 1995 en donde el país enfrentaba el levantamiento Zapatista y una crisis económica severa. Aún así, la desaprobación de Zedillo nunca rebasó el 60% en la serie histórica del periódico Reforma. Vicente Fox y Felipe Calderón, por su parte, jamás presentaron ese cruce entre la aprobación y la desaprobación, a pesar de que también tuvieron problemas importantes en sus administraciones. La aprobación de Fox se movió entre los cincuentas altos y sesentas medios casi todo el sexenio. La de Calderón fue similar aunque con un piso y techo ligeramente más acotados.

En contraste, Peña Nieto inicia con una aprobación de 50% y se ha movido en los cuarentas hasta que ubicó su punto mínimo en los bajos treintas. Por lo tanto, el rango de movimiento de su aprobación se desplazó de manera descendente una vez que registró el 34% de aprobación y 65% de desaprobación – su peor momento hasta ahora. En otras palabras, su piso y su techo son bajos y, a menos que exista un evento positivo de alto impacto, difícilmente podrá posicionar su aprobación por encima de los 50. Pero también es importante notar que otro episodio negativo podría llevar a su aprobación a niveles incluso menores de los ya observados.

Adicionalmente, la recuperación o el freno en la caída en la aprobación no está sustentada por un evento en particular o la mejora significativa de un tema. Es más bien la ausencia de escándalos y errores lo que explica el nuevo dato. Por el contrario, lo que podemos cuantificar es el costo que representó la fuga de El Chapo – 5 puntos porcentuales en la serie de Reforma y 7 en la de Buendía y Laredo (o 12 y 15 puntos en aprobación neta, respectivamente). Sin embargo, no debemos olvidar que en Julio de 2015 el Presidente se encontraba reprobado en todos los temas de su gobierno, siendo los peores la economía, la seguridad y el combate a la corrupción. Muchos de ellos en su evaluación neta se encontraban por debajo de la cifra de aprobación general. Esto nos indica que no existe un sustento sólido o que llene de contenido la cifra de aprobación, lo que la hace completamente vulnerable.

Por último, el fenómeno de la corrupción se ha vuelto particularmente visible para el electorado mexicano durante esta administración y, de hecho, fue un tema decisivo en algunas elecciones locales de este año y lo será en las del 2016. La presencia de corrupción, al igual que el tema económico, dañan a los gobernantes inequívocamente. La seguridad, en cambio, a veces puede ser positiva cuando un mandatario reúne las condiciones para apelar a la unidad nacional en torno a su figura. Por lo tanto, la percepción de que la corrupción ha aumentado y la ausencia de intentos por combatirla seguirán presentes como una nueva dimensión de evaluación de Enrique Peña Nieto con la posibilidad de seguir dañando su imagen.