En la infancia de muchos, tenemos el recuerdo de hacer honores a la bandera los lunes antes de iniciar clases, y parte de las actividades que se hacían era dar lectura a las efemérides.
Quizás algunos no sepan qué es una efeméride, el concepto más simple de acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española, es: “acontecimiento notable que se recuerda en cualquier aniversario de él”.
Pues resulta que en el mes de marzo hay varias efemérides, que invitan a la reflexión, por lo ocurrido en su origen, lo trascendente en el tiempo y la actualidad ya que las historias se repiten si se olvidan. Entonces el ejercicio de recordar en introspección resulta pertinente y necesario; entre ellas se encuentran:
2 de marzo: aniversario del fallecimiento de Josefa Ortíz de Domínguez.
8 de marzo: conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
18 de marzo: aniversario de la expropiación petrolera.
21 de marzo: día del natalicio de Benito Juárez, que coincide con el equinoccio de primavera.
Evidentemente hay más conmemoraciones, los invito a consultar la página web del gobierno de México y podrán encontrarlas completas.
El sábado 18 de marzo se hizo un evento en el Zócalo capitalino, el cual fue convocado por el titular del Poder Ejecutivo Federal. Más allá de los discursos políticos, considero de forma y fondo que todos los mexicanos estamos obligados a conocer qué pasó el 18 de marzo de 1938, cuando el Gral. Lázaro Cárdenas del Río, entonces presidente de México, en un ambiente posrevolucionario, realizó la expropiación petrolera. Sin duda, un acto patriótico y nacionalista. Recordarlo es necesario, analizar las condiciones de esa época y confrontar la historia actual, implica muchas cosas.
Antes y ahora los bienes de la nación, su usufructo y explotación tienen que ver con la seguridad nacional y la soberanía del país; pero también vivir del pasado sin dar el salto a la modernidad, con mejores instalaciones para refinerías y explotación petroquímica de los hidrocarburos, mejor logística en la distribución, menos robo de gas y cualquier otro derivado a la Nación, la migración al uso de energías limpias y tener a los mejores empleados y profesionistas y no unos sindicatos que van en contra de todo lo referido, son temas que nos colocan en otras vulnerabilidades que pueden poner en riesgo la seguridad nacional y la soberanía, con independencia de que el petróleo sea de México y los mexicanos y la compañía que lo maneja esté en números rojos desde hace muchos años y sea una empresa del estado mexicano.
Nota al pie de página:
Es muy lamentable que el estado de Guanajuato tenga varias ciudades en el top 10 de las más peligrosas del mundo, sobre todo para las mujeres. Y los estados vecinos deben blindarse, sino en breve estarán igual o peor; el ejemplo es Michoacán y Zacatecas.