En días pasados tuvimos cuenta de hechos lamentables en la frontera de Tamaulipas y el estado de Zacatecas, en los que un grupo de civiles, sin razón alguna, privaron de la vida a personas inocentes.
Infortunadamente no es la primera vez que ocurre un hecho así. Hace algunos años recordarán lo ocurrido en plena plaza pública en la capital michoacana, en donde se celebraba el festejo de la independencia.
El análisis, más allá de cuantificar el número de ocasiones y en dónde han ocurrido este tipo de eventos delictivos, es arribar a la conclusión de que lo que los delincuentes buscaban era llamar la atención de las autoridades y provocar el miedo de la ciudadanía.
Lo antes descrito, es un delito conocido como terrorismo; la convención de Palermo establece los parámetros que son adoptados por la legislación mexicana, el Código Penal Federal (Art. 139, 139 BIS y 139 TER) lo contempla y la razón es que, de manera directa con este ilícito, se vulnera la Seguridad Nacional y el Derecho Internacional. La evidencia del narcoterrorismo en México es el video que circula en redes de un detenido que participó y al cuestionarle la causa de lo ocurrido en Reynosa, Tamaulipas, su respuesta fue: “para calentar la plaza”.
De forma y fondo, el que estos eventos ocurran se debe tener como grave, al interior; pero la relevancia y consecuencias al exterior, siendo esto algo que se desarrolla a escasos metros de la frontera del vecino país del norte, que es intolerante y estricto en contra de estos comportamientos. Así ocurran en Medio Oriente, nos coloca en una posición delicada, sujeta a tener un embargo comercial y de no controlar esta situación hasta con el riesgo extremo de una invasión.
Nota al pie de página:
Hay que estar atentos al filme que lleva a la pantalla grande, lo ocurrido en Villa Allende, otro episodio de narcoterrorismo en México.