Galería | Dos mil 190 días sin paz

29 de Abril de 2024

Galería | Dos mil 190 días sin paz

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Foto: César Jiménez/EjeCentral, Cuartoscuro y AFP

Durante seis años la marcha de 43 familias se manifiesta como el recordatorio de un hecho que no deja de cimbrar a México: la desaparición de los normalistas, pero en esta ocasión tampoco hay claridad sobre aquella noche de Iguala

Sus pies siguen andando en sandalias gastadas. Están cansados, fastidiados, hartos, pero no derrotados. Desde esa noche de lluvia del 26 de septiembre, de gritos y abandono, buscan a sus hijos. El Estado hasta hoy les ha fallado.

Es 43 un número emblemático de un México abatido, revuelto, violento, en el que sus instituciones no dan respuestas a estos padres que siguen por el país buscando. No importa el gobierno, es el Estado que ha fallado. Son ya dos mil 190 días sin paz, seis años en el que a los estudiantes un grupo criminal que creció al amparo de autoridades municipales, estatales y federales, tomó el control y los desapareció. Suman seis años en los que ninguna autoridad los ha detenido y juzgado, pero tampoco ha devuelto la paz a Iguala, Huitzuco o Cocula, allí siguen traficando y matando.

Desde Iguala, Guerrero, los padres y familiares de los estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos no descartan la existencia de pruebas que los lleven a dar con el paradero de aquellos jóvenes que desaparecieron el 26 de septiembre de 2014.

Este año tampoco se ha podido saber qué fue lo que pasó con los jóvenes. El reclamo es el mismo: “No tenemos nada”, le dijo María, madre de Toño, al Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Lo que les queda, lo que le da motor a su causa, es movilizarse por justicia y reclamar su paradero. Un acto simbólico para mantener la memoria viva. Integrantes del Colectivo Memoria colocaron rótulos con los nombres de algunos normalistas en las calles capitalinas y que corresponden a las mismas medidas de las placas instaladas en lo alto de los inmuebles esquineros. Pero el aviso “Nos faltan 43” no quedó sólo en el cambio de nomenclatura. En la movilización en las principales arterias de la Ciudad de México el recuerdo dejaba su huella en los puntos más importantes del Paseo de la Reforma, donde la fuente de Bucareli fue tapizada con los retratos de los 43 normalistas. En el collage de acciones por la conmemoración también ocurrió la vandalización de lugares emblemáticos como la Puerta Mariana del Palacio Nacional, pintada con el número 43 en rojo, como sello de la batalla. El sábado, el gobierno de López Obrador dio su primer informe y los padres no quedaron satisfechos y lo dijeron.

Dicen que nuestros muchachos fueron entregados a la delincuencia. (...) se los llevaron los policías, participaron militares (...) ¿Dónde están todas esas pruebas, dónde quedaron y cuándo les van a llegar a los militares, señor (presidente)?. María Martínez Zeferino, madre de uno de los 43 normalistas.

Después fueron a misa y se lanzaron a caminar cinco kilómetros hasta el Zócalo. De nuevo lo tomaron y protestaron, pero no fue como en 2014, cuando las calles se derramaban por la suma solidaria de familias, estudiantes y organizaciones, estuvieron más solos, menos organizaciones, aunque el mismo dolor. Encapuchados aprovecharon e hicieron destrozos, radicales o infiltrados, estrategia que lleva de bruma la causa. Este domingo aparecieron unas mantas en varios puntos de Iguala, en donde un grupo criminal asegura que los normalistas fueron abandonados en la zona de minas Carrizalillo, Cocula y Cuetzala del Progeso. Otros lugares para buscarlos. Los padres regresaron a Guerrero. Doblaron sus mantas, cerraron sus puertas y retornaron a vivir su ausencia.

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