Por alguna razón ya no lo quiso apoyar la secretaria de energía, Rocío Nahle, para que repitiera por otro período… pero Leopoldo Melchi García encontró a principios de este año el respaldo del director de Pemex, Octavio Romero, para otro período de seis años al frente de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) donde, desde que empezó el actual gobierno, se da a la tarea de bloquear los proyectos de generación de electricidad por parte de empresas privadas así como a negar la mayoría de los permisos de conexión a la red de distribución de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
En términos de la narrativa cuatroteísta, de que el estado debe fungir como el monopolio energético y que por tanto la patriótica misión de la CRE es acotar a las abusivas empresas privadas beneficiarias del período neoliberal, la actitud de Melchi García es impecable. Pero es un desastre en términos de los objetivos concretos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en materia económica así como en el cumplimiento de los compromisos ambientales refrendados en la Cumbre de Líderes de América del Norte de la mano de Joe Biden y Justin Trudeau.
La aún tímida recuperación económica está poniendo a prueba la capacidad de generación y transmisión de la paraestatal a cargo de Manuel Bartlett, la cual desde el año pasado no ha logrado abastecer suficiente suministro —en cantidad y calidad— para dos docenas de parques industriales en el norte y bajío del país, que ven con preocupación la posibilidad de que por la falta de energía, sólo se logre captar una fracción de las inversiones que se están saliendo de China para arribar a otros naciones asiáticas y América.
Los saldos de Melchi
Conforme a la revisión más reciente de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) al Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), entre 2019 y septiembre del 2022, se encontró que de las 554 solicitudes para la entrada en operación de plantas de generación y suministro en la industria eléctrica, sólo un centenar de ellas obtuvo el permiso para funcionar, y el resto fue bateado, pues no fueron consideradas para que la Comisión Reguladora de Energía (CRE) les permitiera entrar en función. Es decir, sólo se permitió el registro del 18 % de las solicitudes.
Y ciertamente, Leopoldo Melchi, actúa conforme al script transformador… pero gestando una crisis de energía que tendrá por consecuencia un aún más mediocre desempeño económico durante este sexenio.
Y es que la mayoría de las solicitudes rechazadas por la entidad reguladora, reveló la ASF, fueron de centrales de generación de energía eléctrica de origen eólico y fotovoltaico limpias y renovables, fuentes limpias financiadas por capital privado, lo que, de acuerdo con la Auditoría, es la razón por la cual hay una menor oferta disponible del fluido que, por mera condición natural del los mercados, impide reducir las tarifas una baja en los precios para los consumidores residenciales e industriales.
Pero no es todo. A ello se agrega que los permisos acogotados por la CRE representan mil 900 megawatts de parques renovables listos para arrancar… varios de ellos apalabrados en la Cumbre de Líderes de las Américas y para iniciar operación recibieron el apoyo irrestricto de la secretaria de economía, Raquel Buenrostro.
Pero Melchi García dijo que no. Así, los permisos negados: 900 megawatts corresponden a plantas de generación eólica y los otros mil megawatts de generación fotovoltaica… o sea el 10% de la capacidad de energía limpia que México requiere.
Dicho volumen, correspondería a 20 % la generación de energía limpia que México requiere para cumplir con los compromisos internacionales y comerciales para descarbonizar la producción de electricidad.
Así las cosas, a Melchi ya sólo le falta negarle a Elon Musk el permiso para colocar paneles solares sobre los techos de la gigafactory de Tesla en Nuevo León.