Venezuela y el 28J: Lecciones para el mundo sobre una gesta ciudadana

28 de Julio de 2025

Pedro Alejandro Urruchurtu Noselli
Pedro Alejandro Urruchurtu Noselli
Pedro Urruchurtu es politólogo, activista y coordinador de relaciones internacionales del Comando Con Venezuela, de María Corina Machado y de Edmundo González Urrutia.

Venezuela y el 28J: Lecciones para el mundo sobre una gesta ciudadana

Fundación Friedrich Naumann

Se cumple un año de la elección en Venezuela en la que Edmundo González Urrutia resultó electo presidente, con el impulso decidido de María Corina Machado como líder indiscutible de la oposición e impedida de ser candidata a pesar de haber sido electa por la mayoría de los venezolanos como su abanderada. Más del 80% del país habilitado para votar, decididamente optó por un cambio que se demostró en tiempo récord: más del 75% de las actas de votación fueron publicadas para evidenciar la magnitud de la derrota que le provocamos al régimen. Eso no hubiera sido posible sin la gesta ciudadana que se organizó gracias a los testigos, y gracias a la colaboración de gente del propio régimen, civil y militar, que también quería cambiar las cosas. Por primera vez se demostró, sin dejar lugar a dudas, que la oposición se había convertido en gobierno.

Pero enfrentamos un régimen criminal. Un régimen, además, que no se esperó semejante resultado, como tampoco se esperó la avalancha de participación de más de dos millones de votos en las primarias del 22 de octubre de 2023 donde María Corina Machado resultó electa como líder de la oposición con 92% del apoyo, y como tampoco se esperó nuestro escape de la Embajada Argentina en Caracas gracias a la precisa operación de rescate liderada por Estados Unidos hace un par de meses.

No es simplemente un asunto de tomarlos por sorpresa, sino de entender el mal que enfrentamos y cómo operan. El acierto estratégico sólo se consigue con liderazgo, con visión, con disciplina y con organización. Todo eso lo hemos demostrado y es precisamente lo que nos ha llevado a propinarle las más importantes derrotas al régimen de Maduro en Venezuela. En cualquiera de estos casos, fue clave utilizar mecanismos convencionales de la política, como lo es una elección, pero organizarnos y prepararnos de forma no convencional para lograr el resultado que esperamos. Allí encontramos el antídoto perfecto para un régimen que cree que lo controla todo y que se cree infalible.

Nunca debemos subestimar lo que enfrentamos, pero tampoco sobrestimarlo. Hay grietas, hay fracturas, hay dudas entre ellos, hay miedo. También hay venganza y ensañamiento. Eso explica su respuesta despiadada y sin precedentes, aplicando prácticas de terrorismo de Estado que no habían tenido precedentes en el país. Paradójicamente, fue de tal tamaño nuestra victoria y todo lo que logramos en una campaña tan admirable como compleja, que hicimos que el régimen tuviera que moverse al lado del tablero que muestra su peor cara: la de la violencia y la muerte, junto a su esencia más criminal. Así debemos asumirlo.

Hemos pagado un alto costo por haber hecho esto. Miles de venezolanos -más de 1000 al momento de escribir este artículo- siguen siendo presos políticos, convertidos en rehenes, mientras otros 1000 lo fueron en los últimos meses. Todo aquel que tuvo una responsabilidad a nivel nacional o regional en esa campaña está secuestrado, exiliado o en clandestinidad. Machado, la líder indiscutible de un país que hoy sigue luchando, tiene 11 meses resguardada, evitando que las garras del régimen la atrapen. Pero su resguardo no significa pasividad. En una redefinición de lo que la clandestinidad en tiempos de guerra significa; María Corina lidera, comanda, coordina, organiza. No hay día en que no cumpla su tarea que pasa por mantener la lucha viva, pero también por hacerle entender el mundo la necesidad de actuar con urgencia en una Venezuela que no se va a rendir.

Esto debe comprometer al mundo democrático, especialmente al que dice defender los derechos humanos y las causas justas, y al que entiende lo que significa la permanencia de un régimen criminal en el poder. No hay espacio para la duda o para el silencio cuando gente inocente -incluyendo ancianos y niños; familias y allegados de quienes son perseguidos como una forma de presionarlos para que se entreguen- es víctima de un régimen tiránico.
De los demócratas mexicanos hemos recibido respaldo firme y permanente, pero del gobierno mexicano sólo hemos recibido silencio bajo la excusa de la no injerencia. ¿Es que acaso la democracia y los derechos humanos no son un asunto que ameritan que, quienes han alzado banderas en su defensa, reaccionen? ¿Es que las vidas valen más o valen menos según el signo ideológico con el que se identifican? ¿Es que la complicidad ideológica vale más que la dignidad humana?

La verdad siempre merece ser defendida, y hacer lo correcto, con coraje, siempre es un deber. En Venezuela hay un mandato vigente y valiente. Un mandato que es la confirmación de una nación determinada a ser libre, que ya eligió un cambio y que espera que el mundo la acompañe, hasta el final.