El objetivo de poner orden y enderezar a Exportadora de Sal (ESSA) sigue naufragando.
En medio del cambio de timonel en la paraestatal, la presión que está recibiendo el equipo de la secretaria Raquel Buenrostro por parte de Mitsubishi, socio minoritario de la salinera, en alianza con el sindicato y algunos operadores de confianza logró sabotear la producción y transportación del mineral, lo que implicó que en el último trimestre se registraran los peores números de la empresa de los últimos 40 años.
Dicen los que saben que doña Raquel podría sacar el desquite en este estira y afloja, pues en unos días habrá sesión del Consejo, y todo apunta a que se pondrá sobre la mesa un aumento más al precio de la sal para los japoneses, que ya desde el inicio del actual gobierno se ha elevado en 50 %. ¿Quién ganará?