2022, urgente llamado para detener el cambio climático

12 de Septiembre de 2025

Simón Vargas
Simón Vargas

2022, urgente llamado para detener el cambio climático

simon vargas

“Primero fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza y los animales” Víctor Hugo

Me atrevería a asegurar que la mayoría de nosotros comenzamos el 2022 con una alta expectativa, con la esperanza de que las transformaciones positivas producidas por la pandemia serían reflejadas en un cambio de voluntades y formas de actuar, sin embargo, no ha sido así, por el contrario, el año no solo ha comenzado con una guerra, sino que además en estos primeros dos meses la Tierra no has ha hecho un reclamo urgente.

El dos de enero en Quito se registraron más de 300 personas afectadas, decenas de viviendas con daños y desafortunadamente alrededor de 20 muertos por una avalancha; el 15 del mismo mes, la erupción del volcán Hunga Tonga Hunga Ha’apai provocó un tsunami con olas de hasta 15 metros de altura en las islas del Reino Insular de Tonga y de Fiyi.

Desafortunadamente, durante esa misma madrugada ocurrió un derrame de petróleo en Perú, el cual en un inicio fue atribuido al estallido, aunque después fue reconocido como responsabilidad del buque. Las aguas contaminadas con el crudo se expandieron rápidamente y ha sido catalogado como el mayor desastre medioambiental sucedido en dicho país.

Las tragedias provocadas por el cambio ambiental continuaron en febrero, ya que en Colombia también sucedió un deslave; para el día 10, el mismo suceso se registró en Brasil derivado de las fuertes lluvias que no se registraban desde 1932, donde perdieron la vida alrededor de 150 personas.

El tema se ha convertido en un punto de verdadera importancia para los gobiernos e instituciones, y es que a pesar de que algunos líderes aún desacreditan la situación, la severidad de los daños causados y la urgencia de atender el cambio climático son asuntos que no pueden quedarse en decisiones hechas en papel o políticas públicas deficientes, ya que esto puede costarnos perder nuestro único hogar: la Tierra.

De acuerdo al informe publicado el pasado 28 de febrero por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la Organización de Naciones Unidas el cambio climático inducido por el ser humano está causando una perturbación peligrosa y generalizada en la naturaleza y afectando a miles de millones de vidas en todo el mundo. A pesar de los esfuerzos por reducir los riesgos, las personas y los ecosistemas más vulnerables son los que con frecuencia se enfrentan a más amenazas y peligros derivados de los efectos del cambio climático.

Además de esto, también se ha informado que una de cada seis muertes en el mundo está relacionada con enfermedades causadas por contaminación, cifra que triplica la suma de las muertes por sida, malaria y tuberculosis y multiplica por 15 las muertes ocasionadas por las guerras, los asesinatos y otras formas de violencia.

Por otro lado, se debe admitir que hoy que se conmemora el Día Mundial de la Vida Silvestre, la biodiversidad ha comenzado a disminuir a niveles alarmantes, de acuerdo a datos del Informe del Planeta vivo de World Wild Forum se advierte que las poblaciones monitoreadas de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios han disminuido en 68% en promedio a nivel global; pero, que además en América Latina el resultado es aún más impactante con una reducción en promedio del 94%.

Sin embargo, a pesar de los datos presentados aquí y de los muchos recabados a través de instituciones públicas y privadas, ¿debemos continuar negando que la situación es una emergencia? Y aunque la respuesta pareciera sencilla aún estamos muy lejos de vencer los obstáculos y lograr las metas que se propusieron en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La emergencia climática no solo implica acciones por parte de sectores grandes como el marítimo, la aviación o las industrias también se deben implementar acciones que se puedan llevar a cabo desde el ámbito personal y regional, porque solos no podremos atender el urgente llamado para detener el cambio climático.

Hace unos años el concepto crisis estaba muy lejos de ser relacionado con el medio ambiente, sin embargo, hoy tenemos que admitir que nos enfrentamos a una, y realmente seria. Aún se puede hacer mucho si se comienzan a escuchar voces distintas, con anhelo de cambio y los jóvenes parecieran ser uno de los sectores más comprometidos, activistas como Greta Thunberg, Wanjuhi Njoroge, y Komal Karishma Kumar han alzado la voz exigiendo acciones verdaderas y radicales que nos ayuden a desacelerar la rapidez con que posiblemente se nos acaba nuestra estancia en la Tierra.