Tengo más de sesenta años. Y desde que tengo uso de razón y memoria de la misma, comentaristas, expertos, especialistas, columnistas y periodistas y toda la gente que conozco, ha estado siempre diciendo que en México, por favor, ya basta de compadrazgos.
Un buen amigo de mi padre decía que un ex Presidente tenía un mantra que guiaba su vida y lo cumplía a cabalidad: “ni viejas feas ni amigos pendejos… a no ser que se trate de mi compadre. A él, se lo perdono todo”. Y Juárez también tuvo lo suyo: “con mis amigos la benevolencia, con mis enemigos, todo el rigor de la ley”.
Sí, como lo oyen, por compadres y yuntas de buey, estamos como estamos. No me cabe la menor duda. No por nada, después de que los setentas y ochentas nos llevaran a un retraso sin igual, comenzaron a surgir voces que imploraban que la Secretaría de Hacienda y el Banco de México, quedaran en manos de especialistas expertos en el conocimiento y la técnica económica y no, en manos de compadres y fieles peones que decidieran al gusto y al antojo del mandatario en turno, hacer cualquier tontería ignorante que nos costara billones a los mexicanos, como lo fue por tantos años, mandar imprimir más monedas y billetes (lo que nos llevó a espirales hiperinflacionarias de más del dos mil por ciento).
Muchos años después, las cosas siguen igual, pero peor. Me explico: nos dimos cuenta que poner tecnócratas, (expertos, pues) en el gobierno, bien vigilados y en algunos casos hasta con autonomía, nos cayó de perlas y pudimos medio salir del bache, pero no replicamos la medida en otros temas como la procuración de justicia, la seguridad o el deporte. Y el resultado es más que evidente.
Pongamos por ejemplo, la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (cuyas siglas adecuadas serían CONACUFIDE y no CONADE), que ha hecho un papelón espectacularmente malo en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Adivinan ustedes bien: el problema es el compadrazgo, pues quien la dirige no solo no es experto en deporte, sino que tiene en su haber, la Procuración de Justicia en el EdoMex durante la mágica reaparición del cadaver de la niña Paulette, y la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral en el Estado de Michoacán, con el caso de las autodefensas y el encarcelamiento del liberal Mireles. ¿Ya me entienden? ¿En qué estaba pensando el Presidente? ¿En qué han pensado todos los Presidentes?
Poner a un abogado, con especialidades en criminalística, en ciencia política y Economía Financiera, como cabeza de la CONADE antes de unos juegos olímpicos, es igual a nombrar a un ingeniero civil como jefe de la unidad de cirugía cardiovascular justo antes de realizar un procedimiento a corazón abierto. (Y no, haber sido deportista tampoco es motivo suficiente para liderar la CONADE como no debe ser motivo para convertirse en jefe de la unidad de cirugía, tan solo haber sido paciente quirúrgico).
Ya basta de estar jodidos. Hasta ahora, la única medalla ganada por México, la consiguió un boxeador heroico que para ir a otras justas deportivas, ha tenido que —literalmente— mendigar en las calles. Y el problema no es de los atletas. Sino, de la mafia que los controla. El mecanismo de Federaciones y Comisiones que hasta los uniformes se roban.
¿Se han dado cuenta de cuánto hemos logrado en deporte desde 1900? Es correcto, en más de un siglo de olimpiadas, hemos logrado solo 12 medallas de oro (y Michael Phelps, él solo, lleva casi el doble que toda nuestro país y sus millones de habitantes), lo que nos deja jodidamente muy mal parados y nos lleva a confirmar que cada “medallita” nos ha salido en cientos de miles de millones de pesos. ¿Para qué? Pero síganle, políticos. Aquí estamos sus pentontos que lo mismo olvidamos los compadrazgos, que les perdonamos que se burlen de nosotros con su #3de3 falsa. Ya estuvo bueno. ¡Ya basta de estar jodidos y amloados!