La economía se debilita más y la inflación sale de trayectoria

25 de Mayo de 2024

La economía se debilita más y la inflación sale de trayectoria

inflación y economía

A Banxico le preocupa los fenómenos, porque llevan a las familias a gastar en lo indispensable y dejan de consumir los bienes duraderos

Aunque las autoridades señalan que hay mejoría en la economía del país, en realidad se está debilitando, y así lo muestran los números oficiales.

Es por eso que el Banco de México en su pasada junta de política monetaria reveló su preocupación por una desaceleración en el consumo de los bienes duraderos y no duraderos, siendo parte importante en el desempeño económico. Los bienes duraderos son todos aquellos que se adquieren para un uso constante y aunque suelen desgastarse a lo largo del tiempo, tienen una amplia vida útil y no se consumen de manera rápida, como pueden ser: estufas, refrigeradores, muebles, ropa, zapatos y un largo etcétera. Mientras que en los no duraderos se incluye: comida, servicios como la electricidad e internet; entre otros.

Un documento del Banco de México reveló que “en general la desaceleración del consumo y de los servicios pudiera estar asociada con los altos niveles de inflación en el país, lo cual puede explicar que algunos de los sectores donde se observan mayores presiones inflacionarias son también sectores con un rezago económico”. Lo anterior indica que los altos precios en los productos básicos, como por ejemplo los alimentos y servicios para el funcionamiento de los hogares impeden que se adquieran otro tipo de mercancías que son necesarias, pero no elementales, y esto daña a otro tipo de cadenas productivas que son relegadas en el consumo de las familias, pero que al mismo tiempo no tienen la demanda que requiere su sector por lo que ralentizan a la economía del país.

Aunque cabe destacar que pese a esta desaceleración en el consumo en el cuarto trimestre de 2022, su tasa de expansión está por encima de la actividad económica, lo que también sugiere que hay presiones de demanda sobre los precios y esto repercute indudablemente en una inflación que se ha salido de su trayectoria esperada por el Banco de México.

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En el primer mes de este año, la inflación fue superior a 21 puntos base por encima de la media del primer trimestre que se esperaba; es decir, Banxico prevé que los precios tengan un aumento de 7.7 % entre enero y marzo, pero los números revelados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de enero y primera quincena de febrero, así como las estimaciones de los analistas del sector privado muestran una desviación hacia arriba en la trayectoria de la inflación.

En el primer mes del año, la inflación fue de 7.91 % anual, mientras que la de febrero, un mes corto, los analistas del sector privado del país anticipan que sea de 7.8 %, por lo que para los dos primeros meses los precios estarán fuera del foco de las estimaciones oficiales.

Para los hogares mexicanos el impacto principal en los precios proviene de las mercancías alimenticias, lo que reduce el poder adquisitivo de sus ingresos, ya que según el propio Inegi indica que de los ingresos, al menos 50 % van a la compra de alimentos y el resto en otros productos y servicios; es decir, aunque se quiera evadir el incremento de precios, el impacto no se puede esquivar por las necesidades.

La inflación de las mercancías alimenticias está incluida en la que se llama inflación subyacente, la que se considera como el factor medular para la formación de precios a mediano y largo plazo.

“Si bien la inflación general fue menor a lo previsto, la subyacente sorprendió al alza”, indicó el Banxico en su informe que corresponde a la inflación de enero.

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Se observa cierto alivio en las presiones de la inflación general desde agosto de 2022; sin embargo, la inflación subyacente aún no muestra una tendencia a la baja que indique que están mejorando las condiciones para los hogares del país, por lo que “el entorno inflacionario sigue siendo complejo e incierto”.

Los alimentos, por ser el fundamental de las familias, podría continuar siendo afectado por la pandemia y el conflicto bélico, siendo que aún los precios internacionales, pese a una moderada baja global, todavía continúan en niveles altos y muestran volatilidad, y esa pequeña bajada de precios aún no está siendo trasladada de manera rápida a los consumidores finales, explica el documento de Banxico.

Ahora, lo que está encendiendo las alarmas, es un repunte en los precios de los servicios en el primer mes del año a 5.51 % anual, la tasa más alta desde que hay información en los registros del Inegi.

Y para la primera mitad de febrero ya aumentó a 5.58 %; en términos quincenales, la inflación de servicios subió 0.30 %. Los servicios incluyen vivienda, y educación, además del resto de los servicios que se ofrecen en el país como de preparación de alimentos, hostería, ocio, deportes, entre otros. Esto debe de ser una preocupación, no solo para el Banco de México, sino para el gobierno federal, así como para los hogares, ya que es una de las principales fuentes de empleo y aporta más del 60 % del PIB del país.

De no cambiar las tendencias que oprimen a los servicios, se terminará con pérdida de empleo en dicho rubro y a la postre una disminución en los ingresos familiares y un mayor deterioro en el poder adquisitivo, lo que consecuentemente llevarán a una depresión del sector, como ya sucedió ante las medidas sanitarias por la Covid-19 en 2020 y 2021.

Para los hogares mexicanos el impacto principal en los precios proviene de las mercancías alimenticias, lo que reduce el poder adquisitivo de los ingresos.

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