Negligencia azul y oro

29 de Octubre de 2025

Negligencia azul y oro

La muerte de un aficionado del club Cruz Azul tras el partido del sábado pasado en el Estadio Olímpico Universitario ha dejado dudas sobre la forma de actuar dentro de la UNAM

Aficionado de Cruz Azul murió tras partido

Imagen de Ciudad Universitaria sede central de la UNAM

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Especial / befunky

Como lo hizo Lázaro, al tercer día la UNAM resucitó. Por lo que se ha visto, los tiempos universitarios son más lentos que los de la iglesia Católica. Hace unos años manejaron con tanta lentitud un caso de plagio que lo perdieron mediática y jurídicamente al permitir que les pusieran un bozal. Ahora, casi 72 horas después de ocurrido el homicidio del aficionado Rodrigo Mondragón en las instalaciones del estadio universitario, un comunicado sin firma, es decir sin responsable personal, pero apuntalado con el escudo de la institución, dice muy poco y refleja no solo la parsimonia intencional, o el miedo con que la burocracia universitaria trata un asesinato en su campus.

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Generalidades y lugares comunes en el texto como: “atentos a las investigaciones” y “dispuestos a colaborar con las autoridades”, pero nada de autocrítica y menos medidas concretas ante una responsabilidad tan evidente. Ningún cese, ninguna renuncia, a pesar de la certeza de que un cuerpo oficial de seguridad integrado por golpeadores y asesinos, es el que “cuida” las instalciones a las que acuden decenas de miles de estudiantes universitarios cada día. Como ya se hizo costumbre, el equipo cercano del rector Leonardo Lomelí, brilla por su ausencia, y también por su ineptitud, como si supieran que el desgaste es para su jefe y que ellos, dejando solo, cuidándose, aseguran sobrevivir.