Sospechosismo
Han surgido muchas dudas sobre el robo millonario que padeció la empresa Bacis, la cual ha decidido no proceder penalmente

Camiones de carga forman largas filas en la garita de Otay, la cual representa el tercer acceso comercial más importante entre México y Estados Unidos.
/Omar Martínez/Omar Martínez
El robo de mineral concentrado de plata y oro a la empresa Bacis parece el crimen perfecto. El monto de lo robado está entre los 6 y los 20 millones de dólares según estimaciones. El hurto se dio durante el transporte de los minerales y el tractocamión que transportaba el producto apareció en un poblado lejano, sin la carga. La unidad es propiedad de una empresa transportista diferente a la minera.
Por increíble que parezca, la transportista es la única compañía que ha denunciado el delito, incluida la privación ilegal de la libertad de su chofer y un ayudante. Debe existir una poderosa razón, que a cada minuto se vuelve más sospechosa, para que la empresa afectada, Bacis, decidiera no presentar denuncia penal formal por el robo, a pesar de que lo hizo público mediante comunicados de prensa.
Sin denuncia no hay investigación y sin investigación no hay posibilidad de recuperar lo robado, pero tampoco de reclamar el pago de ningún seguro a favor de la compañía. Aquí parece que hay gato encerrado.