Lo bueno y lo malo de la nueva variante del virus SARS-CoV-2
La mutación del nuevo coronavirus tiene mayor velocidad de transmisión, pero es igual de susceptible a los efectos de las vacunas
People wearing protective facemask walk past festive decorations set for Christmas and the upcoming New Year’s celebrations, in Moscow on December 27, 2020, amid the ongoing Covid-19, (the novel coronavirus) pandemic. - Russia confirmed 28,284 new Covid-19 cases on December 27. (Photo by Kirill KUDRYAVTSEV / AFP)
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La nueva variante del coronavirus SARS-CoV-2 que se está diseminando en el Reino Unido, “conlleva un número de cambios genéticos” que “no tiene precedentes hasta la fecha”, escribieron los investigadores que lo detectaron. Pero, ¿eso significa que debería preocuparnos?
En cierto sentido, no mucho más de lo que ya estamos; en otro, sí, bastante.
El linaje B.1.1.7, como se le ha denominado a la variante, destaca en el árbol filogenético global del SARS-CoV-2 porque acumula 14 reemplazos de aminoácidos con respecto a su ancestro más cercano (y 21 de la original de Wuhan); mientras que, en otros linajes, las mutaciones se van acumulando a un ritmo relativamente constante de una o dos mutaciones por mes, comentan los investigadores en su artículo.
Pero lo más sorprendente de esta variante es la velocidad con la que se ha dispersado, pues desde que se detectaron dos casos el 20 y 21 de septiembre, para mediados de diciembre pasó a ser responsable de casi dos tercios de los casos activos en Londres.
Los investigadores, que provienen de las universidades de Edimburgo, Birmingham, Oxford, Cambridge, Glasgow, Cardiff, el Imperial College London y el Instituto Sanger y son parte del consorcio Covid-19 Genomics del Reino Unido (COG-UK), comentaron que aún no se ha demostrado que el aumento de casos se deba a una mayor infectividad de este linaje del coronavirus, y que todavía puede deberse al llamado efecto fundador y al azar.
Pero destacan que tres de las 14 mutaciones del linaje B.1.1.7 que están en la proteína espiga (S) tienen efectos biológicos relevantes y sí podrían darle una mayor infectividad.
La mutación N501Y está en la zona de la proteína S que se une al receptor ACE2, el que permite al virus entrar a las células humanas; la mutación P681H es adyacente a una zona activa de la proteína S que está ausente en otros coronavirus y de la que se sospecha es responsable de la alta infectividad y transmisibilidad que distinguen al SARS-CoV-2.
Tanto N501Y como P681H se habían observado de forma independiente en otras variantes del nuevo coronavirus, pero el linaje B.1.1.7 es el primero que combina ambas mutaciones, escribieron los autores.
La tercera mutación relevante es la 69-70del, que ha sido relacionada con la evasión de la respuesta inmunitaria humana ante la infección y también parece estar asociada con cambios en la zona de la proteína S que se une al receptor ACE2.
¿Cómo se originó?
Los investigadores aún no están seguros del origen del nuevo linaje, pero tienen una hipótesis factible.
En estudios de pacientes inmunodeficientes o inmunosuprimidos infectados con el SARS-CoV-2 se han observado altas tasas de acumulación de mutaciones durante periodos cortos de tiempo.
Estos pacientes, debido a su condición, son tratados con plasma de convaleciente (es decir, anticuerpos de personas que han pasado la infección), lo que parece disparar un aumento en la diversidad genética del virus como respuesta adaptativa.
“Estas consideraciones nos llevan a plantear la hipótesis de que la divergencia genética inusual del linaje B.1.1.7 puede haber resultado, al menos en parte, de la evolución del virus en un individuo infectado crónicamente. Aunque estas infecciones son raras, y la transmisión a partir de ellas presumiblemente es incluso más rara, no es improbable dado el gran número de nuevas infecciones en curso”.
Las vacunas, efectivas
En la reunión del COG-UK, David Robertson, uno de los coautores, comentó que “no hay razón para pensar que estos cambios afectarán la susceptibilidad del virus ante las vacunas”, pues las mutaciones en la proteína S no están en sitios accesibles para los anticuerpos.
Sin embargo, los autores señalan que “el rápido crecimiento de este linaje indica la necesidad de mejorar la vigilancia genómica y epidemiológica en todo el mundo”.
Para el 18 de diciembre, el sistema de vigilancia COG-UK había realizado 15 mil secuenciaciones, y el reporte de investigación informa que al 15 de diciembre, se detectaron 1,623 genomas del linaje B.1.1.7; de los cuales 519 fueron muestreados en el Gran Londres, 555 en Kent, 545 en otras regiones del Reino Unido, incluidas Escocia y Gales, y cuatro en otros países.
Esto deja abierta la posibilidad de que, en países con menos seguimiento genético del SARS-CoV-2, aparezcan nuevas variantes que no están siendo detectadas.