Los mandarines del INE
Las huestes del consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, decidieron que eso de la democracia que tanto predican no iba a ser aplicada en casa
Los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) no gozan de las simpatías de los partidos políticos en el Consejo General, aunque no por razones equivocadas. Las huestes del consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, decidieron que eso de la democracia que tanto predican no iba a ser aplicada en casa, por lo que optaron por tomar decisiones sin consultar o consensuar con los partidos políticos, como siempre se había hecho hasta que el tufo autoritario se apoderó de ellos. Dicen los que saben que fue don Lorenzo, con el apoyo de sus incondicionales, los que decidieron el orden de los temas de los debates –y si alguien quiere protestar por la temática del debate del domingo, ya sabe qué puerta tocar–; así como también, de manera unilateral, establecer formatos –el del domingo, tipo Town Hall, que no es para debates sino para encuentros con una persona– y las plazas. Sin margen de maniobra para partidos, hasta un código de conducta para el segundo debate les metieron.