México calla ante crímenes en Venezuela

23 de Abril de 2024

Gabriela Sotomayor

México calla ante crímenes en Venezuela

El gobierno de México guardó silencio en el Consejo de Derechos Humanos y se negó a condenar crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen de Nicolás Maduro denunciados en un informe de la ONU. Es lamentable.

En la sesión del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra el Grupo de Lima con apoyo de varios países de la región y de la Unión Europea sometió un texto en donde pide extender el mandato de la Misión de la ONU para establecer los hechos sobre graves violaciones de derechos humanos que pueden constituir crímenes de lesa humanidad cometidos durante el régimen de Nicolás Maduro.

México tuvo la oportunidad de mandar un mensaje claro y en bloque con los países de América Latina que son miembros del Consejo sobre la cero tolerancia para estos crímenes que además de no prescribir son considerados como las peores violaciones a los derechos humanos ya que son cometidas por el Estado.

La 4T prefirió abstenerse. Es vergonzoso.

A favor votaron 22 Estados, entre ellos Argentina, Bahamas, Brasil, Chile, Perú, Uruguay, es decir todos los miembros del Consejo de América Latina, excepto México que se alineó con Venezuela. No sorprende.

El texto expresa profunda

alarma porque

la

misión

internacional

independiente

de determinación de los hechos encontró motivos razonables para creer que, desde 2014, en Venezuela

se

han

cometido

los

siguientes

crímenes

de

lesa humanidad:

asesinato,

encarcelamiento

y

otras

privaciones

graves

de

la

libertad

física, tortura,

violencia sexual,

desaparición forzada

de

personas y otros

actos

inhumanos.

Subraya “gran preocupación ante la alarmante situación de los derechos humanos en Venezuela, marcada

por

un

cuadro

persistente

de violaciones que afectan

de

forma directa

e

indirecta

a

todos

los

derechos

humanos —civiles,

políticos,

económicos,

sociales y

culturales—en

el contexto

de

la actual

crisis política,

económica, social

y

humanitaria”.

Además, “expresa su alarma por el deterioro del estado de derecho, la falta de independencia del sistema judicial y las repercusiones en el acceso a la justicia en el caso de las víctimas de violaciones de los derechos humanos y en lo que se refiere a la supervisión del proceso electoral en Venezuela”.

Recalca que más

de

5 millones

de

personas

se

han visto

obligadas

a

abandonar su país y que según

la

Oficina

de Coordinación

de

Asuntos Humanitarios de la ONU

se estima que

7 millones

de

personas necesitan

asistencia

humanitaria

debido

al agravamiento de la crisis política y económica dentro del país.

Detalla que con arreglo a una evaluación alimentaria del

Programa

Mundial

de

Alimentos, “uno

de

cada tres

venezolanos

carece

de

seguridad alimentaria y necesita asistencia”.

Lamenta que la crisis actual sigue teniendo efectos desproporcionados en los derechos de las mujeres y los niños, los pueblos indígenas, las personas de edad y otros grupos en situación de vulnerabilidad, y que esos efectos se hayan visto agravados en mayor medida por la pandemia de Covid-19, “así como por las medidas adoptadas por las autoridades para hacerle frente”.

Por otra parte, la resolución afirma que “solo

puede

haber

una

solución

pacífica

y democrática

a

la

crisis

actual en el país y que esa solución incumbe al pueblo venezolano, sin ningún tipo de injerencia extranjera en el plano militar, de seguridad o de inteligencia, y requiere la celebración de elecciones presidenciales y parlamentarias libres, limpias, transparentes y creíbles, de conformidad con las normas internacionales”.

Expresa profunda preocupación por

la

situación

de

los derechos

humanos y el

medio ambiente en la

región del Arco Minero del

Orinoco, en donde existe explotación laboral

de

los mineros,

así

como

trabajo

infantil, trata

de

seres humanos

y

prostitución forzada, y expresa especial preocupación por las violaciones de los derechos de los pueblos indígenas de la región.

Decide transmitir todos

los

informes

e

informaciones verbales actualizadas de

la

Alta Comisionada Michelle Bachelet sobre

la

situación

de

los derechos

humanos

en Venezuela

y

el informe

de

la misión de investigación a

la

Asamblea General,

y a otros órganos como pudiera ser la Corte Penal Internacional para que

adopten

las

medidas que correspondan.

A grandes rasgos este es el texto que México se negó a avalar en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Es así como la diplomacia mexicana se aísla y se hunde ante los ojos de la comunidad internacional por su falta de compromiso para rechazar posibles crímenes de lesa humanidad que siguen ocurriendo bajo el régimen de Nicolás Maduro. Es imperdonable.