Santa Fe, rehén de la inseguridad

29 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

Santa Fe, rehén de la inseguridad

1ZOLLIKER

Vuestros muros están cubiertos de oro, pero vuestros hijos siguen desnudos. Por Dios, que si no os avergonzáis de tantas estupideces, lamentad al menos tantos gastos.

Apología a Guillermo.

La hija de Fernanda tiene nueve años. La llevó al mejor hospital de la ciudad. Prueba de influenza: positiva. “Vamos a la farmacia, te vas a sentir mucho mejor”, le dijo a eso de las seis de la tarde. No te bajes, hija, quédate con la nana en la camioneta, no te vaya a dar un chiflón y te me enfermes más. No tardó ni cinco minutos en adquirir el antiviral y cuando volvió, dos sujetos la esperaban. Uno de ellos tenía a su hija encañonada. Le quitaron todas sus pertenencias, incluidos el vehículo y el medicamento. Manosearon a las tres como método de intimidación. “Nos llevamos tu IFE por si nos caen. Ya sabemos dónde viven tú y tu putita”, le dijeron señalando a la menor con el arma. Vomitó apenas las dejaron solas. Nunca se había sentido tan indefensa, y eso que una semana antes a su esposo lo asaltaron frente a una reconocida televisora, en la misma zona.

Pero nada, absolutamente nada, se compara a ver como toquetean a tu hija para revelarte la existencia del infierno en unos segundos.

Y eso que viven desde hace un par de años en la zona que más alto predial paga en la Ciudad de México. La más “exclusiva”. Donde hay más desarrollos inmobiliarios que en ningún lado. Sí, Santa Fe, el corredor comercial y de negocios que, se supone, es el más importante de toda América Latina. Ella se quiere mudar sin importar lo que cueste. Irse, si es necesario, incluso a tribunales para solicitar que se cancele la obligación del contrato de arrendamiento.

El problema es que su marido trabaja en esa zona. Cambiarse a otro lado implicaría triplicar el tiempo de traslado del hogar al empleo, pues cuando planeó el regente Camacho Solís, desarrollar esa zona con capital de uno de los hombres más ricos del mundo, “olvidaron” crear avenidas, zonas de transporte público, accesos viales, ciclovías y hasta lo más básico: caminos peatonales y banquetas. Ridículo. Especialmente en un país que presume ser la décimo cuarta economía más importante del mundo.

Dizque por esa modernidad y economía pujante decidieron construir sobre unas viejas minas de arena, tan profundas que posteriormente fueron usadas como el tiradero de basura más grande de la ciudad.

Una gran nueva área por medio de un fideicomiso que le generaba total inoperatividad: el gobierno no se hacía responsable ni del agua, mucho menos de la seguridad.

Tan ineficiente fue todo que hace unos años se decidió disolver ese mecanismo y darle autoridad sobre la zona a las delegaciones Álvaro Obregón y Cuajimalpa.

Sin embargo, el territorio se ha convertido en rehén de intereses políticos y económicos. Se cobran muchos impuestos, pero no hay planeación, ni corrección urbana.

Se obtienen muchos recursos, pese a que hay basura y nidos de ratas en cada esquina, casi al lado de los corporativos más importantes del país, pero no se puede llegar a ellos sin caer en un centenar de baches.

Ni qué decir de la seguridad pública que ha empeorado desde que el gobierno federal decidió construir un tren suburbano que viajará de Toluca a la Ciudad de México, haciendo escala en esta zona. Por favor, suplican los vecinos, gobiernen ahora y no pensando en 2018. Decía, y decía con mucho acierto, Bernard de Clairvaux, abad de la Orden del Cister, que el camino al infierno está lleno de buenos deseos. Santa Fe, en la Ciudad de México, es precisamente eso.

J.S. Zolliker le roba a la realidad una licencia para novelar diversas situaciones, muchas veces cómicas y otras tantas agrias, violentas y crudas.