Tras 12 años en el poder, el contexto internacional parece indicar que el mandato de Nicolás Maduro como Presidente de Venezuela podría estar cercano a finalizar tras las constantes acciones y posicionamientos de Estados Unidos en las últimas semanas. Haciendo un recuento de los acontecimientos, vale la pena recordar que en la última elección presidencial del país latinoamericano, países como Estados Unidos, Italia, Argentina, Ecuador, Panamá y Costa Rica reconocieron a Edmundo González como ganador de la contienda, mismo que actualmente se encuentra en exilio en España; mientras que países como Rusia, Catar, Cuba, y China reconocieron a Nicolás Maduro como el presidente legítimo.
Esto, tras los cuestionamientos de la legitimidad del proceso ante la falta de la entrega de las actas que validaran la victoria de Maduro, las cuales hizo viral la oposición mostrando en redes sociales una victoria del ahora exiliado candidato opositor.
Tras dicho acontecimiento, la situación de Maduro como gobernante de Venezuela tuvo períodos de turbulencia mediática, aunque tuvo también acontecimientos que lanzaban al mundo mensajes cruzados, como haber acordado un intercambio de prisioneros políticos con Estados Unidos el 18 de julio de 2025, y la renovación de la licencia de la petrolera estadounidense Chevron para operar en su territorio el 25 de julio de este mismo año. Sin embargo, esta calma relativa en las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos se vió interrumpida, pues el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, igualmente el 25 de julio, emitió un comunicado donde declaró a un grupo delictivo venezolano como una organización terrorista, al mismo tiempo que imputó a Maduro como su líder.
La siguiente escalada de este conflicto, sería el 7 de agosto, cuando en otro comunicado emitido por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, se incrementó la recompensa por “información que resulte en el arresto o condena de Nicolás Maduro” a 50 millones de dólares. Posteriormente, las últimas semanas de esta situación han sido marcadas por un incremento de tensiones entre el país sudamericano y el país norteamericano donde, de acuerdo al New York Times, “cerca de las aguas de Venezuela, se está produciendo una acumulación importante de fuerzas navales estadounidenses”, que de acuerdo al medio El País, se trata de “tres destructores, 4 mil miembros del Cuerpo de Infantería de Marina de Estados Unidos, aviones de combate y submarinos como parte de una operación contra el narcotráfico”, lo cual si de por sí no fuera un mensaje claro, según este mismo medio, la vocera de la Casa Blanca Karoline Leavitt, aseguró que Estados Unidos está decidido a poner un alto al tráfico de drogas desde Venezuela, mencionando que “el régimen de Nicolás Maduro no es el gobierno legítimo de Venezuela. Para esta administración, Maduro es un narcotraficante, un líder fugitivo de este cártel”.
En respuesta, de acuerdo a El País, el 18 de agosto Maduro habría anunciado la movilización de 4 millones de efectivos de la milicia nacional como parte de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, expresando inclusive que “los primeros que salieron adelante a manifestar su apoyo a este presidente obrero han sido los militares de la patria”, mientras que de acuerdo al mismo medio, el canciller venezolano Yvan Gil, dijo en un comunicado que las amenazas de Estados Unidos “no solo afectan a Venezuela, sino que ponen en peligro la estabilidad de toda la región, incluyendo la zona de paz declarada por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños”. Ante este escenario, se vislumbra un contexto de incertidumbre en tanto a las determinaciones que tome Estados Unidos de avanzar, o no, en sus declaraciones de captura de Nicolás Maduro. ¿Será este el fin del chavismo ostentando el poder en Venezuela? Al tiempo lo sabremos.