La prisa por el Mundial cobra factura en Monterrey

29 de Octubre de 2025

La prisa por el Mundial cobra factura en Monterrey

A 241 días del arranque del torneo, la Línea 4, en lugar de mejorar la vida urbana, ya ha provocado inundaciones en vialidades como Gonzalitos y Venustiano Carranza

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El gobierno de Samuel García aceleró proyectos clave de infraestructura y movilidad en Nuevo León con motivo del Mundial

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Foto: Especial

El gobierno de Samuel García aceleró proyectos clave de infraestructura y movilidad en Nuevo León con motivo del Mundial
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La llegada del Mundial de Fútbol FIFA 2026 a Monterrey ha acelerado proyectos clave de infraestructura y movilidad en Nuevo León. Entre ellos destacan las Líneas 4 y 6 del Metro de Monterrey, sin embargo, estas empiezan a mostrar una cara menos vistosa, la de errores de ingeniería, decisiones apresuradas y un creciente costo financiero que podrían dejar más problemas que soluciones.

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A 241 días del arranque del torneo, la Línea 4, en lugar de mejorar la vida urbana, ya ha provocado inundaciones en vialidades como Gonzalitos y Venustiano Carranza, tras invadir el drenaje pluvial que conecta con el Río Santa Catarina. De acuerdo con especialistas, al menos siete pilotes del monorriel bloquean un ducto troncal de cuatro metros de diámetro, lo que ha reducido la velocidad del flujo y causado acumulamientos peligrosos durante lluvias ordinarias.

Metro Monterrey
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El caso exhibe no sólo un problema de ingeniería, sino un enfoque de política pública subordinada al calendario mediático del Mundial. Diversos medios locales documentaron que las inundaciones registradas en agosto y septiembre fueron provocadas por la obstrucción de este colector que sirve de desfogue a una parte importante del área metropolitana. Las estructuras, adjudicadas desde 2022 al consorcio Mota Engil–CRRC, que lidera Carlos Mota Santos, invadieron el sistema pluvial sin que hubiera una intervención preventiva ni correctiva.

Mientras el gobierno estatal, que encabeza Samuel García, celebra avances de obra en sus informes semanales, las alcantarillas revientan en las avenidas y los ciudadanos enfrentan el costo de decisiones mal planeadas. Todo esto en un megaproyecto presupuestado en 25,861 millones de pesos (para las líneas 4, 5 y 6 del Metro), una cifra monumental que contrasta con la falta de planeación y los errores.

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Y es que la prisa política por entregar infraestructura de alto perfil antes de la justa mundialista ha empezado a traducirse en errores estructurales. A la invasión del drenaje por la Línea 4 se suman otros incidentes. En mayo pasado, colapsó una estructura de la Línea 6 en Apodaca durante una lluvia intensa. Y todo esto en un proyecto que, según cifras oficiales, sólo registra un avance del 46.3% global. La Línea 4 tiene un 57% de progreso, la 6 un 61% y la ampliación al Aeropuerto apenas 20%. Aún así, el gobernador Samuel García no para de prometer que los tramos hasta la Torre Rise en el Obispado y que pasan por Fundidora y el Estadio BBVA, operarán antes del evento internacional.

La presión por inaugurar parcialmente las líneas también ha traído consigo un sobrecosto millonario. Diputados locales de todas las fracciones denunciaron que el costo de las Líneas 4 y 6 se disparó 57% respecto al presupuesto original. El gobierno estatal busca ahora contratar deuda adicional por 10 mil 500 millones de pesos, que se sumaría a pasivos ya adquiridos, lo que hipotecaría ingresos futuros de la Red Estatal de Autopistas. Lo más grave, advirtieron legisladores del PRI, PAN y Morena, es que todo esto ocurre sin contar con un proyecto ejecutivo inicial ni una planeación clara de obras inducidas.

La falta de diseño técnico adecuado no sólo se traduce en más gastos, sino en riesgos reales. Los especialistas que analizaron el ducto pluvial señalaron que el daño no es un simple “tapón”, sino una reducción de capacidad hidráulica que altera el flujo de toda la red. El agua, dijeron, empieza a frenarse en Venustiano Carranza, se acumula en Gonzalitos y termina por provocar un efecto en cadena que podría extenderse a zonas como Ruiz Cortines, Simón Bolívar y Bernardo Reyes. El impacto no es menor: durante las lluvias de agosto, autos quedaron varados, una mujer fue arrastrada por una corriente y cientos de viviendas sufrieron afectaciones por el agua retenida.

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En este contexto, las obras del Metro en Monterrey se convierten en una paradoja: se construyen para el desarrollo, pero ya se generan retrocesos. El riesgo, según alertan expertos, no es sólo que las líneas no estén listas para el Mundial, sino que lo estén y que funcionen mal, con deficiencias estructurales, filtraciones, afectaciones urbanas y costos que crecerán en el tiempo. Si algo termina por encharcar en 2026, no será sólo el pavimento: será la credibilidad institucional de un proyecto que prometía movilidad, pero está entregando inundaciones.