El 21 de febrero de 1925 fue fundada The New Yorker, una revista semanal famosa por la publicación de críticas, reportajes de investigación, ensayos y ficción. Aunque se enfoca principalmente en la vida social de Nueva York, tiene una gran audiencia fuera de esta ciudad gracias a su calidad periodística. Su sección Talk of the Town le da un toque cosmopolita y acentúa su carácter urbano, gracias a sus comentarios sobre la cultura popular y las excentricidades estadounidenses, además del ingenio de sus sketches y sus famosas y mordaces caricaturas.
La revista fue fundada por la reportera de The New York Times Jane Grant y su esposo Harold Ross. Ellos querían una revista con humor sofisticado, que contrastara con el de otras publicaciones como Judge, para la que el propio Ross había trabajado. La primera portada de la revista fue ilustrada por Rea Irvin. El personaje llegó a convertirse en el símbolo de esta publicación y fue llamado “Eustace Tilley” por Corey Ford.
The New Yorker popularizó a mediados del siglo pasado el relato corto como una forma literaria. Por poner un ejemplo, dio a conocer el cuento Brokeback Mountain de Annie Proulx, que con el tiempo fue llevado al cine con gran éxito, al ganar tres premios Óscar y el León de Oro en Venecia.
A nivel periodístico, The New Yorker tiene una gran reputación, ya que se considera que cuenta con uno de los mejores equipos de editores y columnistas de la industria. Además, es de las pocas publicaciones que mantienen la figura del verificador (fact-checker), encargado de analizar al detalle cada uno de los datos que serán publicados, para evitar errores o la difusión de información falsa, asegurando así el mayor rigor periodístico.
Netflix presenta el documental The New Yorker cumple 100 años, que en 96 minutos nos cuenta la historia y la actualidad de la legendaria revista. La cinta, dirigida por Marshall Curry y narrada por Julianne Moore, nos muestra el proceso interno de cómo, semana a semana, se crea The New Yorker, presentándonos cómo se armó su número especial por los 100 años de la revista, publicado en febrero pasado.
El documental funciona como un homenaje visual y emocional a una verdadera institución periodística que desde 1925 forma parte de la cultura popular estadounidense. Escuchamos en la voz de su editor en jefe desde 1998, David Remnick, cómo, a partir de una exigencia que puede resultar maquiavélica, consigue lo mejor de sus escritores, siempre en la búsqueda de la calidad ideal. También se muestra franco al confesar ante la cámara que el hecho de tener una hija con autismo severo impulsó su humanidad como periodista.
Con el uso de material de archivo y escenas dentro de la estructura de la revista, se construye un relato que además cuenta con los testimonios de antiguos y nuevos colaboradores, entre ellos escritores, dibujantes y periodistas, así como celebridades lectoras asiduas de la publicación. Con ello se nos ofrece una mirada íntima al funcionamiento de uno de los íconos más influyentes del periodismo y de la cultura estadounidense. También conocemos cómo The New Yorker intenta mantenerse relevante sin perder su esencia ni su identidad, a pesar de los desafíos actuales, como la transición digital, la falta de confianza en el periodismo y la crisis de los medios de comunicación tradicionales.
Pero siempre hay un pero. Aunque el documental es muy disfrutable, su enfoque resulta excesivamente complaciente y se siente falto de autocrítica. Se celebra a la revista, pero se evita hablar de sus polémicas, como su evidente elitismo, sus contradicciones, su falta de representatividad o sus sesgos políticos.
En resumen, el documental resulta ideal si te gusta el periodismo, la historia de los medios de comunicación y, sobre todo, la cultura popular estadounidense. The New Yorker cumple 100 años está disponible en Netflix.
