Parte I
«Rusia contra el Mundo», el libro del periodista y corresponsal de guerra catalán Marc Marginedas, es un relato demoledor sobre los métodos ilegales y violentos que el Kremlin emplea para afianzar su poder, algunos de los cuales atestiguó durante su secuestro de seis meses en Siria a manos del Estado Islámico. Marginedas argumenta que el gobierno de Vladímir Putin no es de izquierda ni de derecha, sino un Estado terrorista y mafioso, controlado con puño de hierro por un régimen criminal que ha hecho del hampa una extensión del poder oficial. La nueva edición mexicana de «Rusia contra el Mundo», disponible en México desde octubre, se enriquece con el capítulo «Lo que Rusia busca en México», en el cual el autor hace una radiografía de la injerencia y guerra híbrida rusa, estratégicamente dirigida a romper los lazos con Estados Unidos, manipulando sentimientos antiestadounidenses y moldeando el comportamiento del gobierno de Morena y de la opinión pública a favor de Rusia. Un libro oportuno para un país en el punto de mira de la maquinaria de espionaje del Kremlin.
Muchos son los periodistas que hoy cubren a Rusia, pero pocos con la sensibilidad y el conocimiento acumulado de Marc. Confieso ser novel en la materia. Mi interés por investigar y develar los tentáculos de la Rusia de Putin en México en EjeCentral y medios especializados de Estados Unidos, comenzó en 2022 cuando, tras la invasión de Ucrania, el Pentágono reveló que el nuestro es el país en el mundo con más espías rusos. Mil trescientos ochenta y cuatro días y un número inconmensurable de soldados y civiles muertos y heridos después, Putin ha probado ser la amenaza existencial para la democracia y la seguridad mundial que Marc articula. Ha sido para mi un honor haber prologado la versión mexicana, cuyos extractos a continuación publicamos en exclusiva, con la autorización de la editorial Ariel*.
***
No hubo forma de que el ciudadano convenciera a los policías de que obstruir el espacio público es ilegal. «La embajada rusa ya nos invadió. La banqueta nos pertenece, es territorio nacional. ¿Por qué no nos regresan nuestra banqueta? Eso es completamente ilegal», dijo con frustración el transeúnte en un video subido a redes sociales que mostraba la banqueta en la periferia del amurallado palacete de Tacubaya, en donde se aloja la embajada rusa en Ciudad de México, obstruida por retenes y con la rampa para sillas de ruedas bloqueada por una patrulla asignada para su protección. La actitud prepotente de los emisarios de Vladímir Putin no sorprendió a Marc Marginedas, autor de «Rusia contra el mundo: más de dos décadas de terrorismo de Estado, secuestros, mafia y propaganda», que dedica su primer capítulo, precisamente, a detallar el abuso de poder de las castas privilegiadas rusas que, como en México, sistemáticamente violan límites de velocidad, circulan por el carril en sentido contrario, se pasan semáforos y huyen de la escena del crimen, blindados por un sistema de prebendas corrupto.
La rusa es la única legación en México que extralimita con regularidad sus atribuciones, en señal de que el régimen de Putin se siente relativamente seguro y operacionalmente intocable. Desde su cuenta oficial en la red social X (antes Twitter), los diplomáticos rusos asumen actitudes agresivas y contestatarias, agreden y emiten juicios de valor contra periodistas, columnistas, académicos y exdiplomáticos críticos de la invasión rusa a Ucrania, acusándolos de «rusofobia» o de ser agentes de la CIA. El súbito aumento de 60% en el número de diplomáticos rusos en la embajada tras la invasión de Ucrania coincidió con una significativa expansión de la maquinaria de propaganda y desinformación del Kremlin en México, el lugar del mundo, fuera del espacio postsoviético, con mayor actividad de los servicios de inteligencia rusos, como alertó el general estadounidense Glen VanHerck en 2022.
La guerra híbrida o no lineal que libra el Kremlin contra México, utilizando a su embajada y medios estatales como punta de lanza, está dirigida estratégicamente a socavar la influencia de los Estados Unidos, moldear el comportamiento del gobierno local e influir en la opinión pública a favor de Rusia, reforzando la percepción de que el vecino del norte no solo es un socio no confiable, sino un adversario potencial… El capítulo «Lo que Rusia busca en México» … desvela la posible injerencia del Kremlin en la política mexicana y apunta hacia la predisposición favorable a Rusia de Gerardo Fernández Noroña y Adán Augusto López, senadores del partido hegemónico Morena, quienes maniobraron, en 2024, para sacar adelante la controvertida reforma judicial en el Senado, «probablemente con las bendiciones del Estado ruso».
