Una nueva tormenta judicial envuelve a Cristina Fernández
El decomiso masivo reaviva tensiones políticas, mientras avanzan causas paralelas que profundizan la presión sobre la expresidenta argentina
AFP
La Justicia argentina volvió a colocar a Cristina Fernández de Kirchner en el centro de la escena judicial y política al ordenar el decomiso de bienes por un valor cercano a los 500 millones de dólares.
La resolución, firmada por un tribunal federal y difundida este miércoles, apunta tanto a la expresidenta como a otros condenados en la causa por corrupción vinculada a la adjudicación de obras públicas durante los gobiernos kirchneristas.
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El fallo, que busca resarcir al Estado y a la sociedad por el perjuicio material y simbólico derivado de las maniobras ilícitas, avanza sobre propiedades, terrenos y activos distribuidos en distintas provincias, de acuerdo con AFP.
Kirchner, quien desde junio cumple seis años de prisión domiciliaria y afronta una inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, enfrenta así uno de los capítulos más severos en su trayectoria judicial.
La condena original ya le imponía el pago del equivalente a 500 millones de dólares, pero ahora la Justicia decidió ejecutar el decomiso de más de un centenar de bienes, incluidos 19 que se encuentran a nombre de sus hijos Máximo y Florencia.
Entre los inmuebles señalados aparece una propiedad ubicada en su provincia natal, Santa Cruz, símbolo histórico del patrimonio familiar.
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Confiscaciones, restricciones y nuevas tensiones El fallo también incluye la ejecución de 84 bienes pertenecientes al empresario Lázaro Báez, uno de los principales acusados en la causa “Vialidad” que reveló un entramado de direccionamiento y sobreprecios en obras públicas viales en Santa Cruz.
La magnitud del decomiso obligó al tribunal a comunicar la decisión a la Corte Suprema, que evaluará si alguno de los inmuebles confiscados puede ser destinado al Poder Judicial antes de proceder a una eventual subasta.
A la par de las medidas económicas, el tribunal impuso nuevas restricciones a las visitas que puede recibir Kirchner en su domicilio.
A partir de ahora, las reuniones no podrán superar las dos horas, se limitarán a dos veces por semana y deberán contar con un máximo de tres asistentes en simultáneo.
La decisión llegó tras hacerse pública una reunión no declarada entre la exmandataria y nueve economistas, lo que generó críticas y reacciones políticas.
La propia Kirchner respondió desde su cuenta en X, donde ironizó sobre la polémica al señalar que el problema no era la cantidad de invitados, sino que el encuentro abordó un proyecto de desarrollo económico nacional.
Publicó además imágenes de otras reuniones masivas y lanzó una frase que resonó con fuerza: “No es la foto… es la economía estúpido”, evocando la célebre consigna de la campaña presidencial de Bill Clinton en los años 90.
La expresidenta también volvió a cargar contra el gobierno de Javier Milei, al que acusó de “destruir empresas y puestos de trabajo”, instalando el conflicto en un plano claramente político que se superpone con sus frentes judiciales, cita AFP.
La causa “Cuadernos” y un escenario judicial sin precedentes Como si el avance del decomiso no fuese suficiente, Kirchner enfrenta desde el 6 de noviembre un nuevo juicio: la causa “Cuadernos”, considerada por especialistas como el caso de corrupción más grande en la historia judicial argentina.
Allí se la acusa de liderar una asociación ilícita y recibir decenas de millones de dólares en sobornos provenientes de empresarios beneficiados con contratos del Estado, lo que generó fuertes repercusiones políticas mediáticas y sociales, aumentando la presión sobre su entorno cercano y aliados estratégicos.
Según AFP, el proceso involucra a 87 imputados y se desarrolla por Zoom, debido a que ninguna sala judicial del país tiene capacidad para albergar a la totalidad de acusados y sus abogados.
La imagen de una expresidenta con tobillera electrónica, recibiendo en su departamento a aliados políticos, economistas y referentes sociales, contrasta con la magnitud del caso y con la exposición pública que aún conserva.
Desde su balcón, Kirchner baila en ocasiones especiales, saluda a sus simpatizantes y continúa publicando mensajes en redes sociales en los que cuestiona duramente al actual gobierno.
Al inicio de este último proceso, la exmandataria escribió: “No tengo miedo. Sé que la historia, como siempre, pondrá las cosas en su lugar”. Y agregó: “Podrán inventar causas, manipular jueces o escribir fallos, pero no van a detener la organización del peronismo”. La confluencia de causas, decomisos, tensiones políticas y restricciones personales describe un escenario excepcional incluso para los parámetros de la política argentina.
Mientras tanto, la Justicia avanza y el tablero político se reacomoda alrededor de un nombre que sigue dividiendo aguas y provocando reacciones a ambos lados de la grieta.