Toña llegó entre empujones a la carpa donde les darán cosas a cambio de votar por el candidato. Las bocinas le truenan en las orejas. Llegó sofocada y todavía nerviosa por el diagnóstico de cáncer cérvicouterino que le acaban de dar y que aún no entiende del todo. Pero la pobreza es cabrona cuando no se tiene nada no hay para derrumbarse. “Ya Dios dirá”. Llegó acompañada de una de sus hijas, Dominga la más chica, no sea que les den una despensa pesada o un tinaco y se tenga que empujar “el apoyo” cuesta arriba en el cerro de Ixtapaluca.
Toña es de Oaxaca, pero acude a donde sea necesario para tener los apoyos del gobierno. Dominga, la chamaca, sí tiene credencial de elector mexiquense y ya con eso se forman. Unos días antes, en otro “evento de campaña” se formaron durante horas para obtener un paquete con una bolsita de azúcar, medio litro de aceite, una bolsa de frijol y detergente. Todo por 30 pesos de cooperación que les cobraron. Ahora les tocó ir muy lejos, fueron hasta Villa del Carbón. Toña llegó con la chamaca de la credencial, jalada por la versión de sus vecinas de que ahora sí les darán más.
Pasaron lista poniendo al frente a la muchacha y la dejaron parada por horas, huyendo del sol con una banderita con los colores del PRI. Toña guardó silencio pensando en el cáncer, incluido el tronante momento de la entrada de Eruviel.
El político en chamara roja, como el resto de sus acompañantes, ocupó el templete muy lejos de la bocinota que quedó a un lado de la oaxaqueña.
Eruviel inició el acto con una severa acusación a los enviados del gobierno federal. “Ningún secretario de cualquier orden de gobierno debe interferir en la campaña que se desarrolla en territorio mexiquense. Quien venga con cargo, aunque sea su día de asueto, está metiéndose en el proceso electoral. (Villa del Carbón mayo. 2011) Eruviel estaba enojado por la presencia en su estado de los secretarios de Hacienda, del Trabajo, y Educación, en abierto apoyo al candidato de gobierno.
Toña seguía en silencio tomando la mano de su hija, hasta que le cayó encima una gorra, a la salida un par de playeras rojas y nada más. Del 2011 a la fecha pocas cosas han cambiado en el entorno de Toña. La pobreza la persigue y ella persigue a los candidatos a donde pueda.
Me dijo que que el año pasado (junio 2016) les fue muy bien con las elecciones en San Francisco del Mar, Oaxaca. A cambio de su credencial de elector recibió dos mil 500 pesos. Llevó también la credencial de elector su hija, la mayor, y duplicaron “el recurso”. Toña no lo podía creer: 10 mil pesos en efectivo de un día para otro. El día de las elecciones (junio 5, 2016) Toña se fue con sus otras hijas que ya fincaron en Ixtapaluca. “Mejor nos fuimos. En Oaxaca se pone muy feo, hay balazos. Los que pierden se enojan y yo no tenía nada que hacer ahí sin credencial”, me dijo la mujer. Para diciembre, Antonia recibió de regreso su credencial. Los que le dieron los dos mil 500 pesos perdieron la elección local, pero ganaron el gobierno estatal. Toña regresó a San Francisco del Mar un día muy feo.
Arrastraron por las calles a un fuereño y lo colgaron de un árbol. Pasado el linchamiento comenzaron los preparativos para la fiesta de toma de protesta de las nuevas autoridades el día 31. “Mataron seis reses, hubo baile, mucho refresco y mucha, muchísima cerveza. Había mucho borracho, según”. Toña está muy alerta para esta temporada en el Estado de México.
Sus vecinas le dijeron que viene mucha gente del gobierno de México (es decir del gobierno federal) y entre todas se están cooperando para pagar el taxi a Toluca.
Les prometieron una tarjeta roja pero que tendrá dinero hasta que gane el candidato.
Con la voz muy delgadita, Toña me contó mucho más de las elecciones en el Estado de México y de su batalla contra el cáncer que ahora se le fue al pulmón. (Próxima entrega). @Javier_Alatorre Conductor del noticiario estelar de Televisión Azteca.