El Índice de Calidad Institucional (ICI) 2025, elaborado por el economista de Libertad y Progreso Martín Krause y publicado por la Red Liberal de América Latina (RELIAL) con apoyo de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad, vuelve a develar una realidad incómoda. Allí donde las instituciones democráticas son sólidas, los países prosperan. En los países donde están erosionadas, persiste la incertidumbre.
Los primeros puestos globales pertenecen a Dinamarca, Finlandia y Suiza. Democracias liberales estables, con reglas claras y economías abiertas. En el otro extremo aparecen Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití, atrapados en el círculo vicioso de los autoritarismos, la corrupción y el colapso institucional.
En el continente, Canadá y Estados Unidos encabezan el ranking, seguidos por Uruguay, Chile y Costa Rica. Tres países latinoamericanos que logran combinar estabilidad política con apertura económica. Son la excepción que confirma la regla que en la región, la calidad institucional sigue siendo frágil.
El resto del continente muestra señales contradictorias. Perú y Panamá se ubican en posiciones intermedias. Brasil, México, Colombia y Argentina, a pesar de su tamaño e influencia, arrastran déficits graves. En todos ellos se repiten patrones como una justicia débil, reglas económicas inestables y un poder político que erosiona contrapesos.
Argentina aparece como un caso de transición. El gobierno de Javier Milei impulsa un giro hacia mayor libertad económica, aunque los datos del ICI todavía recogen la situación previa a su gobierno. El desenlace dependerá de la capacidad de traducir las reformas en mejoras sostenibles y de la necesidad de obtener respaldo en las próximas elecciones legislativas de octubre.
Geopolítica con efectos domésticos
El retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y la conducción de Brasil en el G20 muestran cómo las influencias externas influyen en la región. La amenaza de deportaciones masivas afectaría a millones de migrantes latinoamericanos y reduciría el flujo de remesas, de vital incidencia por ejemplo en Centroamérica. La decisión de catalogar a los carteles de drogas como organizaciones terroristas abre un frente que puede tensar las relaciones diplomáticas.
La creciente presencia china, con proyectos estratégicos como el puerto de Chancay en Perú y la base espacial en la patagonia argentina, obliga a los gobiernos a equilibrar vínculos sin comprometer la calidad de sus instituciones. El riesgo es que la competencia global sea usada como herramienta política interna, debilitando las democracias.
El informe ofrece una muestra que trasciende a las cifras. La prosperidad no llega por decreto ni por discursos que prometen justicia social. Llega cuando hay reglas de juego que limitan al poder, garantizan la propiedad, respetan los contratos y fomentan la libertad económica.
El liberalismo como pieza clave del escenario internacional
Para el liberalismo, este es un momento de oportunidad. No basta con resistir a los populismos que desgastan las instituciones. Se trata de consolidar un proyecto que muestra cómo las sociedades abiertas generan bienestar real. Uruguay, Chile y Costa Rica ofrecen ejemplos. Argentina, Brasil y México se juegan un futuro decisivo. Nicaragua y Venezuela recuerdan lo que está en juego cuando se renuncia a la libertad.
Defender las instituciones exige liderazgo, constancia y responsabilidad cívica. América Latina necesita un nuevo contrato de confianza basado en reglas claras y límites al poder. De lo contrario, seguirá atrapada en el péndulo de la ilusión y la frustración.