En mayo, los precios en México volvieron a sorprender: la inflación general se ubicó en 4.42% anual, superando las expectativas del mercado y rebasando, una vez más, el objetivo del Banco de México, que es mantener la inflación cercana al 3%.
Uno pensaría que, ante este repunte de precios, el Banco Central optaría por frenar sus recortes a la tasa de interés. Sin embargo, su mensaje fue más bien ambiguo: sí podría seguir bajando la tasa, aunque buscando mantener una “postura restrictiva”. Esto ha dejado a muchos preguntándose: ¿qué está pasando con Banxico?
Primero tratemos de entender: ¿Qué hace un banco central con la tasa de interés?
La tasa de interés de referencia es la herramienta principal del Banco de México para controlar la inflación. Cuando la inflación sube, lo lógico sería subir la tasa, ya que esto encarece el crédito, modera el consumo y la inversión, y con ello frena el aumento de precios.
En cambio, bajar la tasa de interés estimula la economía: hace más barato pedir prestado, promueve el consumo y la inversión, y puede ayudar en contextos de bajo crecimiento. Pero hay un problema: también puede acelerar la inflación.
Aquí es donde aparece el verdadero dilema. La economía mexicana muestra signos de debilidad desde hace ya varios trimestres. El crecimiento es limitado, la inversión está contenida y muchos sectores productivos siguen sin repuntar con fuerza. En este contexto, bajar la tasa de interés parece una medida razonable para inyectar dinamismo.
Pero al mismo tiempo, la inflación no cede. De hecho, el dato de mayo fue un fuerte recordatorio: los precios agropecuarios aumentaron 3.21% en un solo mes, el mayor incremento en un mes de mayo desde 1996. Y el índice general volvió a colocarse por encima del 4%, y por arriba de lo que esperaba el mercado.
¿Qué ocurre si el Banco sigue bajando la tasa y la inflación sigue subiendo? Entramos en un terreno peligroso: el riesgo de estanflación.
Pero ¿qué es la estanflación y por qué es tan preocupante?
La estanflación es una combinación de alta inflación con bajo o nulo crecimiento económico. Es uno de los escenarios más difíciles de manejar para cualquier economía, porque las herramientas para combatir uno de los problemas empeoran el otro.
Si se sube la tasa de interés para frenar la inflación, se frena aún más el crecimiento.
Si se baja la tasa para estimular la economía, se alimenta la inflación.
Es como estar atrapado en una habitación donde cada puerta que se abre, cierra otra. Y una vez dentro, salir es lento, costoso y políticamente complicado.
Países que han vivido episodios de estanflación suelen enfrentar años de ajustes dolorosos, pérdida de poder adquisitivo y baja confianza en sus instituciones. Ese es el riesgo que México no puede permitirse correr.
Ahora, ¿Cómo estimular la economía sin agravar la inflación?
Afortunadamente, la tasa de interés no es la única herramienta disponible para impulsar la economía. Hay medidas que pueden incentivar el crecimiento sin poner presión sobre los precios:
Mejorar la productividad a través de inversiones en infraestructura, tecnología y educación.
Facilitar el acceso al crédito para sectores estratégicos con alto impacto en empleo.
Fomentar la innovación y el emprendimiento, removiendo barreras burocráticas y regulaciones innecesarias.
Promover acuerdos comerciales y cadenas de valor, que impulsen la inversión extranjera y la competitividad.
México podría impulsar diferentes políticas como las antes mencionadas adicional a la política fiscal para ayudar a mover la economía sin desencadenar un nuevo ciclo inflacionario.
Conclusión
Banxico enfrenta hoy un momento crítico. Tiene que tomar decisiones en un terreno donde cualquier paso en falso podría comprometer la estabilidad económica del país.
Bajar la tasa puede ser útil para apoyar a una economía débil. Pero si la inflación no está bajo control, esa misma decisión puede alimentar el riesgo de caer en estanflación: un escenario del que es muy difícil salir.
En este contexto, la claridad en el diagnóstico, la consistencia en las decisiones y la comunicación efectiva con los mercados son más importantes que nunca. Porque más allá del dato de inflación o de la tasa del mes, lo que está en juego es la confianza en el Banco Central y en el rumbo económico del país.