El próximo domingo 30 Honduras realizará elecciones para presidente, 128 diputados del Congreso Nacional y 20 diputados para el Parlamento Centroamericano, con un padrón de 6.3 millones de electores registrados. En un contexto de polarización política e ideológica, observadores muestran preocupación por la trasparencia del proceso electoral, la credibilidad del Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal de Justicia Electoral (TJE), fracturados por divisiones internas, y el uso de recursos estatales con fines electorales.
Las elecciones se desarrollan en un ambiente de tensión, judicialización del proceso, injerencia militar, falta de presupuesto y debilidad de los sistemas tecnológicos, en tanto que, la intimidación y la violencia política constituyen otros motivos de alerta. La desigualdad económica, pobreza, inseguridad, impunidad y crimen organizado, continúan siendo los grandes retos para el país. La OEA y la UE desplegarán misiones de acompañamiento.
Estas elecciones impactan en lo interno, pero también en lo regional, como es la relación con Estados Unidos y alianzas de solidaridad, principalmente con Venezuela, pero también con Cuba, Nicaragua y México, que de perder el oficialismo la contienda ante el Partido Nacional, dichos vínculos tenderán a dar un giro significativo. Las elecciones están centradas en tres fuerzas: la oficialista Rixi Moncada del Partido Libre (izquierda), daría continuidad política a la familia Zelaya-Castro; Salvador Nasralla del Partido Liberal (centro-derecha), que podría canalizar el voto de sectores desencantados; y Nasry Asfura del Partido Nacional (derecha), quien tendería a propiciar una mayor vinculación con naciones democráticas y la reorganización del aparato estatal.
La actual presidenta Xiomara Castro dio continuidad a la visión política de su esposo y expresidente Manuel Zelaya, quien, según analistas, aún tiene marcada influencia en el gobierno actual, en torno a un discurso populista de la lucha del pueblo contra las élites, grupos empresariales tradicionales y Estados Unidos.
El hermano del expresidente hondureño, Carlos Zelaya, fue señalado por el exjefe de Operaciones Internacionales de la DEA, de tener vínculos con el crimen organizado; dijo que no se pediría su extradición en tanto continuara el gobierno hondureño de Libre, lo que fue desmentido por la Cancillería de ese país. Sin embargo, como respuesta el gobierno de Castro amenazó con dar por terminado el acuerdo de extradición firmado por ambos países, el cual por lo pronto continuará hasta 2026 con algunas salvaguardas de protección a la soberanía hondureña y temas militares.
A la vez, Estados Unidos cuenta con la Base Aérea José Enrique Soto, conocida como Palmerola, construida en los ochenta en plena Guerra Fría. Aunque hoy es operada por la fuerza hondureña, su presencia tensa aún más la cuerda entre ambos países; constituye una base importante para Estados Unidos en Centroamérica, que le permite realizar operaciones de asistencia humanitaria, aéreas, logísticas e inteligencia, para disuadir conflictos regionales y enfrentar al narcotráfico y tráfico de armas.
Las encuestas electorales son contradictorias, algunas dan la victoria al partido Libre, o bien, a los partidos Nacional o Liberal, con advertencias de sondeos poco fiables. La presidencia se obtiene por mayoría y no hay segunda vuelta. Si los resultados fueran estrechos seguramente habrá confrontaciones políticas. La fragilidad institucional, principalmente de la CNE, la injerencia del oficialismo en las elecciones y la polarización política, elevan el riesgo de la erosión democrática. En este ámbito turbulento, el desenlace dependerá de la transparencia del conteo de votos y la postura de los actores institucionales, como son los poderes del Estado, la Fiscalía General y las fuerzas armadas, que deberán cumplir con respeto a sus respectivos mandatos para salvaguardar el proceso electoral.
A estas alturas del gobierno hondureño que va de salida, el domingo anterior arribó a México la presidenta de ese país para reunirse con su contraparte mexicana, cuya información disponible al escribir estas líneas sólo específica que viene para revisar la agenda bilateral. El nuevo presidente o mandataria deberá tomar posesión el próximo 27 de enero ¿Será que hay preocupación por los resultados electorales?