El béisbol, a menudo eclipsado por el fútbol en el panorama deportivo mexicano, está viviendo un vibrante resurgimiento. Lo que alguna vez fue un nicho para aficionados de hueso colorado, hoy se ha transformado en un espectáculo masivo que atrae a multitudes y se consolida como una de las ligas más pujantes del país. Este fenómeno no es casualidad; es el resultado de una estrategia bien definida, una mayor inversión en los equipos y, sobre todo, una conexión renovada con la afición que, como un lanzador en la loma, ha demostrado su poder.
Los datos no mienten. La Liga Mexicana de Béisbol (LMB) ha visto un crecimiento exponencial en la asistencia a los estadios. La temporada 2024, por ejemplo, registró una asistencia total de más de 4 millones de aficionados en la fase regular y los playoffs, una cifra que demuestra la gran popularidad del rey de los deportes en el país. Este aumento no solo se refleja en las taquillas, sino también en el cambio demográfico de los asistentes. Según el presidente de los Diablos Rojos, hace una década, más del 50% de la afición era mayor de 55 años, mientras que hoy, cerca del 75% tiene menos de 45 años. Este cambio generacional es la prueba más contundente de que el béisbol está conectando con las nuevas audiencias.
Dos de los pilares de este renacimiento son, sin duda, los equipos históricos: Diablos Rojos del México y Sultanes de Monterrey. La “Pandilla Roja” de la capital ha sido fundamental en este proceso. El Estadio Alfredo Harp Helú se ha convertido en un auténtico templo del béisbol, liderando la asistencia de la liga con un promedio de casi 12,000 aficionados por partido en 2024. Su éxito en el diamante, combinado con una experiencia de estadio moderna y atractiva, ha revitalizado la pasión beisbolera en una de las ciudades más grandes del mundo. La inclusión de figuras como Trevor Bauer ha sido un imán para los reflectores, atrayendo tanto a locales como a la prensa internacional.
Por su parte, los Sultanes de Monterrey representan la solidez y tradición del béisbol en el norte del país. Con una de las aficiones más leales, “El Palacio Sultán” es testigo de la pasión que se vive en cada juego. La temporada 2024, donde terminaron como líderes de la Zona Norte con un récord de 55-37, es un claro ejemplo de su buen desempeño y de cómo la excelencia deportiva se traduce en un mayor fervor en las gradas. Su rivalidad histórica con los Diablos ha servido como motor para ambos equipos, creando una narrativa emocionante que mantiene a los aficionados al borde de sus asientos.
El futuro del béisbol en México luce brillante. Con ligas más competitivas, estadios modernos y una base de aficionados en constante crecimiento, el rey de los deportes ha dejado de ser un simple pasatiempo para convertirse en un fenómeno cultural. La LMB ha logrado capitalizar este momento, y si bien aún hay camino por recorrer, la dirección es clara: el béisbol ha vuelto para quedarse.