Nos encontramos en un pasillo dentro del espacio que ocupa la UNAM; es de los más grandes en la feria que organiza la Universidad de Guadalajara. Era el día de la inauguración y Martín acumulaba ya un buen número de compras; tiene uno de los mejores empleos del mundo.
La feria es la más importante en el mundo hispano, dicen unos; otros aseguran que del planeta. Llegó a esas latitudes por el trabajo del legendario Raúl Padilla López y la fortaleza de Jalisco. El esfuerzo demuestra que un buen futuro para el país se conseguirá si se reconocen las capacidades de las entidades federativas y se abandona la tentación centralista que nos atosiga desde el siglo XIX y que recobró fuerza en las últimas tres administraciones federales.
En su historia, la FIL ha tenido que sortear días de amenazas y sinsabores. Desde recortes presupuestales hasta andanadas gubernamentales le han generado tensiones e inconvenientes. Por sus pasillos han caminado personajes que ostentan el Nobel y no pocos que tiempo después lo obtuvieron. El lector siempre sale de su visita al recinto con libros, en ocasiones muchos más de los que pensaba mercar, y además puede disfrutar de las ideas de sus autores favoritos. El sábado pasado se abrió la lista de estrellas con el cubano Padura y el español Cercas. Dos referentes de las nuevas letras en castellano.
La feria inició en 1987 y ahora se desarrolla en una superficie de cuatro hectáreas; el número de visitantes roza el millón y se presentan cerca de 700 libros. Es un acontecimiento que pone en el mundo a la “Perla de Occidente” y que significa una derrama, según dicen los que saben, de 330 millones de dólares al año para la ciudad y su zona conurbada.En esta edición se tiene como invitada a Barcelona y en estos casi cuarenta años se ha rendido homenaje a países y ciudades de todo el planeta, entre ellos a España, Perú, Portugal e India. La FIL es lugar de pluralidad, respeto e inclusión, en donde las ideas y la palabra tienen un espacio para ser escuchadas.
Me convocó mi adicción a ese objeto llamado libro y al placer de leerlo, pero también la generosidad de tres autores y sus editoriales. Participé en la presentación de textos de Marco Antonio Mendoza Bustamante, Bismarck Izquierdo y Jesús Zambrano Grijalva. En todos los casos el éxito nos acompañó y tuvimos recintos con cupo completo.
Agustín de Iturbide, El imperio olvidado es el texto del abogado hidalguense Mendoza Bustamante. Es su décima publicación, para la cual trabajó varios años con magníficos resultados. En ella nos entrega una visión equilibrada e informada sobre el vallisoletano que consumó la independencia, el mismo que se quiso quedar con la nueva nación y terminó fusilado en un remoto pueblo de Tamaulipas. Hoy sus huesos reposan en la catedral de la Ciudad de México, a unos pasos de Palacio Nacional y de las calles donde correteaba a la famosa Güera Rodríguez.
La Voluntad Invicta, De la guerrilla al compromiso democrático es el texto que nos obsequia Zambrano bajo el sello de Cal y Arena. Es su lucha por México y la historia de la transición democrática, con todo y la involución que vivimos por culpa de un tipo que escribe libros de ciencia ficción y hechicería. En el evento compartí micrófono con el también exguerrillero Rubén Aguilar Valenzuela.
El derecho cultural mexicano es de la autoría del maestro en derecho y políglota michoacano Bizmarck Izquierdo, que con una pluma ágil nos introduce en las normas y reglas que rigen la vapuleada cultura. UbiJus es la casa que publica el texto que ya se convirtió en referente para varias instituciones formadoras de juristas.
Muchas cosas buenas me traigo de Guadalajara, entre ellas el saludo a mi amigo Martín, que tiene por trabajo recorrer ferias de libros para comprar volúmenes que se envían a las bibliotecas norteamericanas.