Grupos religiosos y fundamentalistas cuestionan la decisión del gobierno de la CDMX de habilitar espacios públicos para el consumo de mariguana por considerar que no es el papel de la Jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, “legalizar el narcomenudeo” o “quedar bien con las bandas de narcotraficantes que están desintegrando a las familias en México”, además de que estos puntos “fomentan la narcodelincuencia e incitan al consumo de drogas a niños y adolescentes”.
Las zonas de tolerancia cannabica son espacios donde los consumidores de mariguana y algunos de sus derivados pueden hacer uso de esta droga natural de manera “segura” y bajo la supervisión de elementos de la policía, obvio bajo lineamientos y horarios establecidos por la autoridad y con la prohibición de la violencia, el consumo de alcohol y que los asistentes sólo posean una cantidad mínima para uso personal (28 gramos).
Según el gobierno de la capital los espacios (en total 3) han sido seleccionados de manera estratégica y con vigilancia adecuada donde no existen en su cercanía centros de culto, escuelas o zonas de alta densidad poblacional. Sin embargo, los religiosos insisten en que hay lugares cercanos a estos tres puntos donde se llevan a cabo reuniones religiosas familiares y que en breve estas zonas se convertirán en “puntos críticos” usados por bandas del crimen organizado para hacer de las suyas.
Aunque en estos sitios se prohíbe el ingreso de menores de edad, ministros de culto tienen fotografías y videos donde se aprecia a niñas y niños que adquieren o venden drogas ahí mismo. No las han mostrado a la autoridad porque una de las restricciones impide que se pueden tomar fotos en esos espacios. “También tenemos videos donde personas de la comunidad LGBT tienen relaciones sexuales a plena luz del día”, dice un pastor bautista que está organizando una marcha para pedir al gobierno la eliminación de las zonas de tolerancia cannábica.
No existen estadísticas ni datos respecto al consumo de drogas al interior de las comunidades de fe en México, pero no se puede negar que ministros de culto, líderes y fieles usan de manera cotidiana alguna droga y que asisten a ministerios que ayudan a la salir de las adicciones en busca de una desintoxicación permanente. En oficinas de rehabilitación ubicadas en Baja California, Chihuahua, Sonora, Tamaulipas y Coahuila, no es raro encontrar a pastores y sacerdotes que reciben apoyo especializado para superar sus adicciones.
Los que se oponen a los espacios de consumo autorizado señalan además que es más fácil que el gobierno apruebe un lugar para drogarse que un templo. “Los funcionarios tardan hasta 5 años para dar el permiso de que un local se convierta en un templo, pero estos nuevos Siervos de la Nación prefieren que la gente se pierda en las drogas que abrir espacios para la sana convivencia”, opina el pastor Adán Rodríguez, de una congregación independiente que tardó más de 7 años en reunir los requisitos para recibir el reconocimiento de su iglesia como Asociación Religiosa.
PALABRA DE HONOR: Estos mismos grupos de extrema derecha se opusieron a que el cantante de rock estadunidense Marilyn Manson diera un concierto en San Luis Potosí el fin de semana pasado, por lo que reunieron firmas, hicieron pronunciamientos, llevaron a cabo oraciones, ayunos y otros actos religiosos… y pese a todo, ahí estuvieron más de 80 mil personas coreando sus canciones.