La mediación pierde su efectividad: El caso Epstein y sus repercusiones para Trump y México

29 de Julio de 2025

Tomás Alfonso Caparroso Franco
Abogado y mediador certificado.

La mediación pierde su efectividad: El caso Epstein y sus repercusiones para Trump y México

Columna invitada_Redes

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, enfrenta una serie de desafíos que se reflejan en su decreciente popularidad. Las encuestas de CNN y FiveThirtyEight, consideradas confiables, evidencian un descenso significativo en la aprobación pública, y uno de los factores clave detrás de esta caída es su asociación con el escándalo de Jeffrey Epstein. La sociedad estadounidense ha reaccionado negativamente al ver a su presidente vinculado con acusaciones tan graves, especialmente aquellas que involucran a menores.

La base de apoyo de Trump, conocida como MAGA (Make America Great Again), parece no estar de acuerdo con esta situación, y esto ha provocado que el caso Epstein se convierta en un tema de conversación recurrente en los hogares estadounidenses. La estrategia de mediación de Trump con la sociedad, basada en argumentos que muchos consideran “puritanos”, ha perdido su efectividad. Sus explicaciones no han sido convincentes, y, por el contrario, el asunto se está transformando en una amenaza real para su futuro político, especialmente ante la inminente publicación de más pruebas fotográficas.

La mediación pierde su efectividad cuando las partes involucradas mienten y no hay forma de organizar la cascada de falsedades que emergen. Este es precisamente el escenario en el que se encuentra el presidente de Estados Unidos, quien ha perdido el control de la narrativa en torno al caso Epstein. La incapacidad de contener las revelaciones y la desconfianza generalizada han erosionado su capacidad para influir en la opinión pública.

Ante esta situación, Trump podría verse impulsado a acelerar otros asuntos en el exterior en un intento por recuperar el control de la narrativa y la opinión pública. Existen varios caminos para lograrlo, y uno de los más accesibles es México. Estados Unidos tiene dos temas principales que puede explotar para desviar la atención: el fentanilo y la inmigración indocumentada. Ambos son problemas complejos y sin una solución fácil, lo que los convierte en herramientas ideales para distraer a la opinión pública estadounidense.

Aquí radica la delicadeza de la situación: cuando la mediación falla y la opinión pública se vuelve en contra, las acciones para recuperar el control pueden volverse impredecibles. México debe ser extremadamente cauteloso ante esta posible escalada de tensión, ya que los resultados en la lucha contra el fentanilo y la gestión de la inmigración indocumentada no han sido los esperados.

Históricamente, desde la administración Reagan hasta la actualidad, pasando por Obama y Clinton, los presidentes estadounidenses han recurrido a la generación de escenarios espectaculares fuera de Estados Unidos para distraer a la opinión pública de problemas internos. Esta táctica no es nueva, y México debe estar preparado para las implicaciones. En este juego de poder, “más vale saber ganar perdiendo”, y ese parece ser el escenario en el que se encuentra nuestro país. México debe anticipar y prepararse para las posibles presiones que se avecinan, priorizando sus intereses nacionales ante cualquier intento de desvío de atención por parte de la administración estadounidense.