Estamos presenciando una verdadera revolución, un jaque mate en el tablero de las audiencias deportivas. La televisión abierta, esa vieja guardia que nos ha acompañado por décadas, se niega a ceder su trono sin antes dar una digna batalla. TV Azteca y TUDN, los pesos pesados de la transmisión futbolística, se baten en duelo cada fin de semana por el rating, ese Santo Grial que define quién manda en el corazón del aficionado. Los datos no mienten: un partido clave del fútbol mexicano puede fácilmente superar los 10 puntos de rating en televisión abierta, dejando muy atrás a sus contrapartes de paga. ¿La estrategia? Fichar talento, recuperar a esas voces icónicas que la gente identifica y extraña.
La reciente llegada de Raúl Orvañanos a Fox no es casualidad; es una declaración de guerra, una jugada maestra para reconectar con la nostalgia y la credibilidad de un rostro conocido, moviendo piezas clave en el ajedrez de los comentaristas. Y ojo, que los rumores de la posible llegada de Enrique “El Perro” Bermúdez a Fox, para revivir la mítica dupla con Orvañanos, son la cereza del pastel que podría desatar una euforia sin precedentes. Esa pareja de narradores, con su estilo inconfundible y la química que los caracterizaba, es un activo invaluable en la memoria colectiva del aficionado mexicano. Y hablando de movimientos estratégicos, la incursión de David Faitelson a Televisa, específicamente a TUDN, es otro golpe de timón que busca sacudir las estructuras y atraer a un público ávido de debate y análisis incisivo. La meta es clara: el Mundial de Fútbol del próximo año es la joya de la corona, y nadie quiere quedarse fuera de la foto.
Pero no todo es fútbol y nostalgia. El terreno de juego se ha expandido con la llegada de jugadores digitales que, como un delantero habilidoso, buscan colarse entre las defensas. Plataformas como Caliente TV hicieron su intento, mostrando que el streaming es una opción viable, aunque su fugaz aparición nos recuerda lo volátil que puede ser este mercado. Y no podemos olvidar a DAZN, que con la mira puesta en el Mundial de Clubes y el boxeo, viene a demostrar que el contenido exclusivo y la diversificación son claves para sobrevivir en esta jungla mediática. El ring se llena de nuevos contendientes, y el aficionado es quien más gana con la variedad.
En este cuadrilátero, no todos apuestan por los mismos caballos. Mientras TUDN, ESPN y Fox Sports se han consolidado como los gigantes que nos traen la dosis diaria de deportes norteamericanos – MLB, NBA, NFL –, el fútbol americano y el básquetbol son particularmente populares en el norte del país, arrastrando audiencias que compiten de cerca con el fútbol. No es raro ver que los partidos de NFL Sunday Night Football superen los 5 puntos de rating en televisión de paga, un número envidiable para cualquier otra programación. Estos canales han invertido sumas millonarias en derechos de transmisión, sabiendo que la audiencia mexicana, cada vez más globalizada, demanda acceso a las grandes ligas del mundo, consolidando así su liderazgo en segmentos específicos.
Sin embargo, no podemos ignorar a esos héroes locales que, con menos reflectores pero con un corazón enorme, apuestan por el deporte profesional mexicano. TVC Deportes, Hi-Sports, AYM Sports y Claro Sports son los verdaderos pilares que sostienen ligas de baloncesto, béisbol y fútbol de ascenso y deporte de alto rendimiento, dándoles visibilidad y un espacio vital en la televisión. Son la cantera, la plataforma para que los talentos nacionales brillen y las aficiones locales tengan un lugar donde celebrar a sus equipos. Aunque sus ratings individuales no compitan con los monstruos de la televisión abierta o los gigantes de los deportes estadounidenses, su impacto acumulado en el ecosistema deportivo nacional es incalculable. Son el alma de la transmisión del deporte mexicano, forjando el futuro de nuestros atletas.