Regreso al pasado

11 de Agosto de 2025

Alejandro Envila Fisher
Alejandro Envila Fisher
Director editorial de ejecentral, periodista, abogado y profesor en la UNAM. Ha dirigido la revista CAMBIO, Radio Capital, The News, Estadio, Rumbo de México y Capital, además de fundar el canal Greentv. Comentarista en medios, columnista político y autor de los libros Cien nombres de la Transición Mexicana, Chimalhuacán, el Imperio de La Loba, Chimalhuacán, Ciudad Perdida a Municipio Modelo y Huitzilan de Serdán, la derrota de los caciques.

Regreso al pasado

Alejandro Envila

La reforma electoral que viene marcará el momento definitivo para determinar el rumbo que, desde el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, pretende imprimirse al sistema político mexicano. Las opciones son dos y se excluyen: modelo de partido ultradominante, formalmente democrático pero en realidad no competitivop, o pluripartidismo competitivo con resultados electorales inciertos y autoridades en la materia autónomas, aunque no necesariamente ciudadanas.

Lo que se ha visto hasta ahora apunta a que la reforma se encaminarí a la primera opción. Terminaría de edificar un sistema de partido ultra dominante, con árbitro electoral a modo para el grupo que gobierna y una oposición testimonial que, es justo decirlo, ha contribuido de forma decidida y voluntaria, a su propia ruina.

Pablo Gómez Álvarez viejo luchador de la izquierda que demandó apertura y democracia desde los años sesenta, organizará y encabezará una discusión, se supone que nacional, que deberá aterrizar en la propuesta de reforma electoral que el Poder Ejecutivo sometería a consideración del Poder Legislativo. Hasta el momento no hay nada que indique esa discusión será amplia, incluyente, reposada, reflexiva y profunda, pues las reformas constitucionales aprobadas a lo largo de la legislatura en funciones se han caracterizado por la ausencia de discusión y la premura para votarlas, siemopre sin la inclusión de obsrvaciones o puntos de vista de los opositores y de cualquier grupo diferente al morenismo. Que la reforma electoral anunciada recorriera un camino diferente sería una auténtica sorpresa.

La oposición partidista y las organizaciones sociales ajenas al PAN y al PRI, se encuentran ante la disyuntiva de participar, hasta hoy parece que lo harán, sabiendo que tienen todo en contra y que formar parte de la discusión contribuirá a legitimar el resultado, o marginarse como lo hicieron en el proceso de la elección judicial con el resultado conocido por todos.

La academia tendría mucho que aportar en el diálogo al que Pablo Gómez convocará en breve. Sin embargo, en el Instituto de Investigaciones Jurídicas, todavía está fresco el recuerdo de aquel comunicado de la UNAM para deslindarse del trabajo de análisis más serio que se ha presentado sobre las 20 reformas constoitucionales de López Obrador, el Plan C, que derivaron en la controvertida reforma judicial que definió la elección por voto popular de ministros magistrados y jueces. La directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas, Mónica González Contró, calló como momia, como diría el clásico de Macuspana, ante el deslinde instituional del trabajo de personajes tan serios y reputados como Sergio López Ayllón, José de Jesús Orozco Henríquez, Pedro Salazar y Diego Valadés, coordinadores de aquel trabajo. Con ese antecedente, de una universidad que decidió darle la espalda a sus propios investigadores para evitar incomodar el gobierno en turno, es difícil esperar que, institucionalmente, los estudiosos participen de forma libre y abierta en un debate fundamental.

En realidad, Morena y el grupo en el gobierno no necesitan de una reforma electoral para hacerse de un poder que ya detenta. La reforma legal que acabó con la conduccipón colegiada del INE, al darle facultades plenas de designación a quien ocupe la Presidencia, sumada a la evidente afinidad, muy parecida al control, que existe entre el partido en el gobierno y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, complementados con el con el sometimiento de los institrutos electorales y los tribunales locales, perpetrado por el panismo en 2014 como condición para apoyar el Pacto por México, son herramientas más que suficientes para garantizar, hoy, el control de cualquier elección, local o federal.

En esas condiciones, La reforma que viene puede servir para lograr las promesas populistas de: 1. Gastar menos en elecciones, para sehuir desperdicando recursos en el rescate imposible de Pemex, en detrimento de una competencia electoral que ya es relativa y 2. Suprimir a los legisladores plurinominales, a partir del alegato histórico y equivocado de que no representan en realidad de nadie, y con ellos asestar un golpe definitivo a la pliuralidad política, para terminar de pintar al país de un solo color, aunque sea por la fachada.

@EnvilaFisher