La presidentA de México y el G7

23 de Junio de 2025

Karla Doig
Karla Doig

La presidentA de México y el G7

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“La paz no consiste únicamente en la ausencia de guerratambién implica la presencia de justicia, comercio justo, oportunidades, cooperación para el desarrollo y respeto a los derechos humanos” CSP.

La presidenta Claudia Sheinbaum marcó un hito histórico al convertirse en la primera mujer en representar a México en la Cumbre del G7, donde participó como invitada especial demostrando un notable liderazgo.

La invitación a México —actual duodécima economía del mundo— a esta cumbre adquirió especial relevancia. En un escenario global marcado por los aranceles impuestos por Estados Unidos —que amenazan con provocar una recesión mundial—, el conflicto en Ucrania y la escalada de tensiones en Medio Oriente, este gesto representa, en particular, el reconocimiento de tres aspectos clave: nuestra relevancia geopolítica, la solidez de nuestro modelo económico y, especialmente, el creciente liderazgo internacional de la presidenta Sheinbaum.

El G7, que reúne a las siete economías más industrializadas del mundo (Canadá, EE.UU., Francia, Alemania, Italia, Japón y Reino Unido) más invitados, funciona como una plataforma clave para abordar crisis globales y coordinar políticas de manera conjunta.

En esta ocasión, la cumbre abordó temas prioritarios como tecnología, inteligencia artificial, migración y conflictos armados -con especial atención a Ucrania y Medio Oriente-, entre otros.
La intervención de la presidenta fue muy destacable al incluir en la agenda temas tradicionalmente relegados: la paz como fundamento del desarrollo, el bienestar y la justicia en el comercio internacional, aspectos poco considerados en el tradicional enfoque neoliberal del G7. Su discurso destacó la cooperación multilateral como vía para alcanzar una prosperidad verdaderamente compartida.

Este mensaje encontró inmediata resonancia. El propio ministro canadiense secundó su postura, afirmando: “No hay progreso a menos que sea compartido”.

En plenas crisis migratorias—especialmente en el contexto actual de Los Ángeles—, la presidenta alzó la voz con firmeza en defensa de los derechos de los migrantes. No omitió señalar esta urgente problemática, demostrando su liderazgo comprometido, en especial con la protección de nuestros connacionales en Estados Unidos.

La inesperada ausencia del presidente Trump en el foro quedó relegada a un segundo plano ante la destacable actuación de la presidenta mexicana, quien supo capitalizar su participación mediante diálogos estratégicos con otras potencias. Entre estos encuentros, destacan su conversación con el primer ministro Narendra Modi de la India, así como con el presidente Lula da Silva de Brasil —quien le dirigió un mensaje particularmente cordial—. Sin embargo, fue el fortalecimiento de la alianza con Canadá lo que constituyó, desde mi perspectiva, el logro más significativo.

Esta decisión estratégica encuentra su fundamento en tres aspectos clave: primero, la evidente convergencia de intereses entre ambas naciones respecto a Estados Unidos; segundo, el escenario próximo de renegociación del TMEC; y tercero, el tratamiento desigual recientemente evidenciado cuando Reino Unido obtuvo exenciones arancelarias que han sido denegadas tanto a México como a Canadá.

La presentación del Plan México al Consejo Empresarial de Canadá destacó por el liderazgo de la doctora Sheinbaum, quien junto a su equipo resolvió dudas estratégicas y delineó prioridades con una solvencia que fortaleció la confianza bilateral.

Otro logro destacable fue el acercamiento entre México e India. Si bien el tema farmacéutico constituye un aspecto relevante de esta relación, considero que el potencial a futuro radica en materia de combate a la pobreza. Cabe destacar que, mientras México logró sacar a 11 millones de personas de la pobreza en el sexenio del expresidente Andrés Manuel López Obrador, India consiguió un avance aún más notable al rescatar a 415 millones de esta condición entre 2005-2020. Un modelo de incalculable valor para el diseño de políticas sociales en México.

En conclusión, la presidenta actuó con altura de miras y visión estratégica, posicionando a México con un protagonismo diplomático sin precedentes en el escenario global. Aunque no se concretó un encuentro personal con Trump, supo transformar este desafío en oportunidad: fortaleció estratégicamente las alianzas con Canadá y otros países participantes, al tiempo que proyectó el humanismo mexicano como un referente internacional en todo el mundo.