Las caravanas migrantes son símbolos

26 de Enero de 2025

Jorge Muñoz
Jorge Muñoz

Las caravanas migrantes son símbolos

Columna Jorge Muñoz

Las caravanas migrantes representan muchas cosas, para unos son un símbolo de esperanza y de resistencia, para otros un problema humanitario y para otros más uno político. En todos los casos son el síntoma de cosas mucho más grandes que nos afectan a todos. Para los que participan en ellas representan un medio para alcanzar una vida lejos de la violencia y la pobreza que los afecta en sus países de origen, para los gobiernos pueden llegar a ser un asunto político incómodo que los exhibe como ineficaces a la hora de combatir la violencia, pero también puede ser un aliciente de negociación con los vecinos que no quieren que esas personas lleguen a su territorio.

Desafortunadamente las caravanas migrantes pasaron a ser símbolos porque las prioridades de los gobiernos dejaron de ser las personas, es decir, cuando la migración se ve como un problema en abstracto que afecta el entorno electoral y político, las personas que toman las decisiones en el gobierno quieren evitarla sin entender las causas que la originaron, entonces no dan cuenta de los límites que supone la dignidad de las personas para detenerla.

Sin embargo, cuando se requiere de la colaboración de otro país, que tampoco da cuenta de esos límites, se generan una serie de negociaciones en las que ambos gobiernos buscan el mejor acuerdo para sus intereses y las personas que quieren migrar pasan a segundo plano, lo que las puede volver invisibles y, por tanto, susceptibles de padecer violaciones a sus derechos humanos. Frente a esto, las personas migrantes desarrollaron las caravanas como mecanismo para impedir ser relegados al olvido, gracias al impacto mediático, logístico y político que producen.

Esto a su vez tiene efectos negativos, recordemos que, aunque logren llegar a la frontera del país destino, cuando no pueden pasar se quedan en las ciudades fronterizas del país vecino al de destino, lo que puede implicar un incremento masivo y repentino de personas que habitan ahí, generando una potencial crisis humanitaria. En esos casos, muchas veces no se cuenta con la infraestructura para dotarlos de los bienes y servicios básicos que requieren, lo que tiene un efecto disruptivo en la población que puede reaccionar de diversas maneras a este nuevo grupo de personas.

Entonces, aunque las caravanas cumplen con su valor simbólico, generan una serie de consecuencias que requieren de la atención institucional más dedicada para evitar o cuando menos mitigar todos los posibles efectos negativos.

De unas semanas para acá se dio a conocer la noticia de que la administración de Donald Trump deportará a 11 millones de personas ilegales en su país, lo que provocó el surgimiento de dos caravanas migrantes en el sur de México que a su vez tendrán consecuencias en la vida de la gente de la frontera. Pero el hecho de que esto sea noticia quiere decir que no podemos negar la eficacia simbólica que tienen estas manifestaciones migrantes.

Esperemos que los gobiernos de los países involucrados lleven a cabo las medidas necesarias para preservar la paz, atendiendo tanto las consecuencias, como las causas que le dieron origen a las caravanas.