En materia económica, y quizá en otras áreas de la vida también, es tal la profusión de datos e interpretaciones que no solo los expertos, sino las personas en general terminan confundidas y dudando de dicha información. Incluso, a veces pasa que con el mismo dato se realizan interpretaciones contrarias, según la posición ideológica de quien hace la nota o el comentario.
Menciono lo anterior porque estamos repetidamente escuchando desde el gobierno que la economía va bien; y no solo eso, sino que irá mejor en los próximos años y se destacan algunos datos escogidos, pero la terca realidad está demostrando otra cosa. Qué más quisiéramos que fuera verdad la bonanza económica del país.
Un factor de éxito, sin la menor duda, es el incremento al salario mínimo, que quizá es el mayor logro de esta IV transformación en estos siete años, porque consiguieron acabar con el mito siniestro de que dicho aumento provocaría desempleo, inflación y la quiebra de muchas empresas.
Incluso, para confirmar que no venía la debacle, en una nota de Dora Villanueva, en La Jornada, estima que la riqueza conjunta de las cinco personas más ricas del país ha aumentado 30% desde que comenzó la actual administración, y sin duda son accionistas o dueños de empresas que pagan, en muchos casos, sueldos superiores al salario mínimo.
No se debe dejar de lado que la informalidad es un factor creciente en nuestra economía y abarca, según algunos datos, a la mitad de la población ocupada. El registro de esta informalidad no es cosa sencilla, por lo que hay variaciones; lo que sí es verdad es que se acerca a lo que la mayoría de los expertos dicen.
Pero creo que uno de los datos más importantes es el que se refiere al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). Veamos lo que dice el organismo que engloba a los países más ricos y algunos otros, como el nuestro, la OCDE, que estima que el crecimiento de la economía mundial en los próximos dos años será moderado, ya que para este 2025 será de 3.2%, para 2026 bajará a 2.9% y se espera que para 2027 sea de 3.1%.
Pero también menciona un dato que creo es de los más importantes, pues se refiere al crecimiento económico de Estados Unidos, nuestro principal mercado, y señala que para 2026 crecerá 1.7% y para 2027, 1.9%; es decir, cifras pírricas.
La SHCP ha calculado que creceremos el año que viene en un rango de 1.8% a 2.8%, aunque la propia OCDE indica que creceremos 1.2% y el Banco de México incluso prevé un rango menor.
Nada más con esa información se puede advertir la debilidad de nuestra economía, y surgen ya las preguntas: de dónde van a sacar los recursos para seguir financiando las mega obras del sexenio anterior y la cantidad creciente de programas del bienestar, porque ya será muy difícil seguirle quitando, entre otros, recursos a la educación, sobre todo la superior, y a la salud.
Adicionalmente, la semana pasada los analistas de Banamex mostraron su preocupación por el incremento de la deuda externa. Y aunque por otro lado se presume de una cifra récord de inversión extranjera, no se menciona si es nueva o mera reinversión de utilidades y, sobre todo, a qué áreas productivas irán.
El gobierno, una semana sí y otra no, hace reuniones con los magnates privados para que inviertan, pero las encuestas que realiza el Banco de México a los especialistas del sector privado muestran claramente su decepción ante la situación económica y su renuencia a invertir por diversos factores.
Se confirma, más allá de declaraciones, que no creceremos lo suficiente para dar empleo y generar los recursos para los programas sociales, sobre todo con el mantra neoliberal de la 4T que diariamente repiten, de que no es necesario hacer una reforma fiscal. Es en este tema donde se ve la fuerza y poder de unos cuantos frente a las necesidades de millones.
