Como se lo comenté en este espacio hace dos semanas, el diputado federal morenista Arturo Federico Ávila Anaya iba a presentar una iniciativa que modificaría el Artículo 16 de la Ley de Asociaciones Religiosas -ley que por cierto está caduca- para tratar de que ministros de culto no criticaran al gobierno y replicaran exclusivamente el discurso triunfalista de la 4T, entre otras cosas.
Líderes religiosos, pastores evangélicos, sacerdotes y musulmanes se unieron para solicitarle al legislador retirar su propuesta por lo que finalmente Ávila Anaya avisó a la mesa directiva de la Cámara de Diputados que se desistía de presentarla, lo que se interpretó como una presión espiritual para impedirle amordazar a los representantes de las iglesias con el pretexto de que los ministros no usen en medios de comunicación un lenguaje de odio.
El diputado morenista desconoce que existen en el país, sobre todo en estados como Chiapas, Quintana Roo, Tabasco, Nuevo León, Chihuahua, Baja California, Sonora y Tamaulipas, más de 100 estaciones de radio no permisionadas que son propiedad de evangélicos, y otras tantas de credos distintos, y aún así proponía que las iglesias tuvieran acceso a medios masivos pero que sus contenidos fueran regulados por Gobernación y por la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, algo así como que pastores y sacerdotes leyeran y le dieran vuelo a boletines de prensa del gobierno federales en sus espacios.
Si bien el morenista reconoce el derecho que tienen las iglesias de participar en los medios, también proponía que sus líderes debían observar que sus contenidos no violaran los principios de laicidad, respetaran los derechos humanos y evitaran el lenguaje de odio. “No se trata de abrir espacios para el proselitismo político o la manipulación ideológica, sino reconocer el papel cultural, social y comunitario que desempeñan las Asociaciones Religiosas”, planteaba el legislador.
En América Latina sólo en México y en Cuba las iglesias están limitadas por el Estado para adquirir o ser permisionadas para manejar medios de comunicación. Los ministros de culto también están impedidos para hacer proselitismo político a favor o en contra de un partido o candidato, a pesar de que ellos y ellas aceptan abiertamente aceptan la invitación que les hace la Conferencia del Episcopado Mexicano a los presidenciables, como aceptaron en su momento Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum.
Quizá lo que pretendía este representante era medirle el agua a la pila bautismal, como también lo hizo su colega Salma Luévano Luna hace tres años en el mismo recinto de San Lázaro proponiendo sanciones severas para ministros de culto que utilizaran un lenguaje de odio en contra de la comunidad LGBT. Ambos diputados lo hicieron sin el aval de la cúpula morenista, o sea a título personal, aunque con la venia de sus jefes políticos.
PALABRA DE HONOR: La última encuesta sobre prácticas religiosas hecha por Pew Research Center menciona que de cada 100 estadunidenses 23 se declaran evangélicos; 19 católicos; 11 protestantes tradicionales; 5 protestantes afrodescendientes; 2 de la iglesia mormona y 11 más con tradiciones que son minoría como Testigos de Jehová, hindúes y budistas, mientras que 29 afirmaron que no tienen ninguna preferencia religiosa.