En la política, como en la vida cotidiana, hay momentos en los que alguien debe recordar lo esencial: cumplir con el deber. La vida parlamentaria no se sostiene únicamente de discursos, fotos y posturas públicas; requiere presencia, trabajo serio y la disposición a asumir responsabilidades frente al país.
Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política y coordinador parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, ha puesto sobre la mesa un reclamo justo: la obligación de los legisladores de acudir a las sesiones, comisiones y al Pleno. No se trata de un capricho, sino del compromiso básico que quienes ocupan un escaño adquirieron con los ciudadanos. Cada ausencia, cada silla vacía en las discusiones parlamentarias, significa una renuncia tácita a representar a quienes depositaron su confianza en ellos.
Ser legislador no es un privilegio para acumular beneficios, sino un mandato popular que exige disciplina, lealtad y seriedad. Y, aunque resulte incómodo para algunos, es necesario señalarlo con firmeza: la representación política se honra con trabajo, no con ausencias justificadas en lo trivial.
La política mexicana enfrenta tiempos difíciles. Los retos son enormes: reformas legales, construcción de acuerdos y la tarea siempre pendiente de traducir la voz del pueblo en leyes que mejoren la vida diaria. En ese contexto, resulta inadmisible que la irresponsabilidad o la indiferencia manchen la labor legislativa.
Monreal, con un tono directo, ha exigido lo obvio: que quienes juraron servir estén presentes, cumplan y respondan. No se trata de militarismo ni de imposición, sino de rescatar el valor más básico de la democracia: que el representante responda a sus representados.
Este llamado, lejos de ser un regaño, debería asumirse como un recordatorio de que la política no es un club de amigos ni un espacio para la simulación. El país necesita legisladores serios, comprometidos y conscientes de que su ausencia tiene un costo real: leyes que no se discuten, reformas que se retrasan y ciudadanos que terminan pagando las consecuencias.
Monreal pone orden, y lo hace en un momento en el que la nación requiere más que nunca responsabilidad. Es tiempo de que los diputados tomen en serio su papel, no como un privilegio, sino como un deber ineludible con México.
@jlcamachov
 
    
     
 
 
 
 
