El gran éxito de la Presidenta Claudia Sheinbaum, considero, ha sido entender que no está negociando con un estadista, sino con un felón corrupto, defensor del capitalismo salvaje y que no respeta reglas. Sin duda, lo que ocurrirá en los próximos 90 días nos afectará de alguna forma, como ha sucedido en el resto del mundo. Basta con observar algunos ejemplos de lo que ha logrado, siempre bajo amenazas, tanto militar como económicamente, tomando en cuenta que Estados Unidos es la nación más poderosa en ambos campos.
El gobierno de Japón aceptó crear un fondo en los Estados Unidos por 500 mil millones de dólares, para invertir en donde decida el gobierno norteamericano. De las utilidades generadas, el 90 % quedará en manos de los estadounidenses.
La antes poderosa y orgullosa Comisión Europea, que agrupa a los principales países de la región, ha aceptado un arancel del 15% sobre todas sus exportaciones a los Estados Unidos. Además, se ha comprometido a comprarle energía a ese país por un valor de 750 mil millones de dólares, cifra que duplica lo comprado en 2024; a realizar inversiones por 600 mil millones de dólares en lo que les indiquen, y por último, a incrementar sustancialmente la compra de armamento norteamericano. Muchos columnistas han señalado que será imposible cumplir con lo firmado.
Pero no se trata únicamente de extorsiones económicas, sino también políticas. Tal es el caso de Canadá, que tomó la decisión de reconocer al gobierno palestino, ante lo cual Trump declaró que este hecho dificultará llegar a un acuerdo comercial.
A Brasil le ha impuesto represalias arancelarias como respuesta al enjuiciamiento en contra de otro felón golpista, el expresidente Jair Bolsonaro.
Y no olvidemos la agresión militar contra Irán, ni el episodio del Primer Ministro británico, quien tuvo que rendirle pleitesía a Trump en un campo de golf de su propiedad en Escocia.
Trump protege y defiende a sus, digamos, “aliados”, que más bien parecen sus empleados, como es el caso del impresentable Presidente de El Salvador, Nayib Bukele. Éste negoció recibir en sus draconianas cárceles a detenidos en Estados Unidos a cambio de cancelar una investigación llevada a cabo por oficinas del gobierno norteamericano contra la pandilla MS-13. Su líder, Vladimir Arévalo, arrestado en 2023, fue liberado y enviado de regreso a El Salvador, a pesar de la información existente sobre el pacto corrupto entre dicho gobierno y los líderes de esa organización criminal.
Todos estos hechos reflejan lo difícil que será la negociación con nuestro país, pues no se trata solamente del T-MEC. Debemos considerar también que dependemos de Estados Unidos para abastecernos de insumos básicos como el gas y ciertos alimentos, donde por ejemplo, según la información publicada, al cierre del primer semestre de este año, somos deficitarios en maíz y carne. Importamos en este periodo 12.3 millones de toneladas de maíz, lo que equivale a casi la mitad de todo el maíz que se consume tanto por las empresas como en los hogares. Cabe señalar, por cierto como se informa, que este maíz puede ser transgénico.
Veremos cómo nos va en estos 90 días con el compromiso mencionado de cancelar las llamadas barreras no arancelarias, que incluyen desde trámites sanitarios, pesticidas y equipo médico, entre otros.
Por supuesto, se mantienen los aranceles del 25% sobre todos los productos relacionados con el fentanilo, 25% sobre vehículos y 50% sobre acero, aluminio y cobre.
Es un buen momento para revisar nuestra política económica y destinar recursos presupuestales suficientes, por ejemplo, para apoyar masivamente la producción de granos, entre otros temas.
Insistimos en que ha sido un gran logro obtener este llamado “periodo de gracia”, que hasta ahora solo hemos conseguido nosotros y la República Popular China.