Pandemia palidece a dos años de distancia
En sólo dos años, el nuevo coronavirus dejó más de seis millones de muertes en el mundo, aunque estimaciones apuntan que la cifra real puede ser hasta tres veces mayor

Cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró oficialmente la pandemia de coronavirus el 11 de marzo de 2020, pocos pudieron dimensionar los cambios que la humanidad enfrentaría no sólo en los primeros meses de la emergencia, sino a través de los siguientes años.
A tan sólo dos años de esta declaración, hoy la normalidad ha vuelto a paso lento a pesar de las advertencias que han hecho diversos expertos, como los epidemiólogos Eric Feigl-Ding o Eric Topol, sobre desestimar muy pronto a un virus que nos ha demostrado su rápida capacidad para adaptarse, mejorar y permanecer entre nosotros.
Datos de la OMS muestran que nueve países de Europa están frente a una nueva ola de contagios ligados a la subvariante BA.2, conocida como Ómicron silencioso, y cuya virulencia es ligeramente superior a la del linaje original.
Los expertos de la OMS han señalado que gran parte de este regreso a la normalidad se debe al rápido desarrollo de las vacunas, pero que la falta de distribución equitativa de estas dosis podría provocar variantes más agresivas que borren el progreso que se ha logrado.
Datos de diversas organizaciones internacionales destacan que mientras el 80% de los habitantes de los países más ricos cuentan con esquemas completos de vacunación, esta cifra cae a tres de cada 10 en las naciones menos afortunadas, mientras que otros como México han demorado la aplicación de dosis a pesar de contar con millones almacenadas.
Y aunque la variante Ómicron aceleró el paso de la pandemia a un comportamiento endémico, algunos expertos aún consideran que es demasiado pronto para olvidar las medidas como el uso de cubrebocas.
El costo de la pandemia
En tan sólo dos años, el nuevo coronavirus cobró la vida de más de seis millones de personas a nivel global, aunque estudios y estimaciones apuntan que la cifra real es hasta tres veces mayor debido al subregistro que persiste en muchas regiones del mundo. También habría que sumar los fallecimientos debido a la saturación de los servicios médicos en todo el mundo.
El virus también ha dejado millones de personas con secuelas terribles e inexplicables que tendrán un alto costo en el futuro, y han tenido que aprender a vivir con padecimientos que van desde pérdida permanente del olfato, hasta una variedad de enfermedades cognitivas y multisistémicas.
El Covid prolongado, nombre que se le dio a este síndrome que engloba más de 200 padecimientos distintos, se ha convertido en una de las mayores preocupaciones para los sistemas de salud en varios países que no estaban preparados para integrar de golpe a miles de pacientes que necesitarán ayuda por el resto de su vida.
La crisis de coronavirus también empeoró el estado de la salud mental de la población general, y tuvo un efecto devastador entre los más jóvenes, un grupo en donde los diagnósticos de ansiedad y depresión se dispararon a nivel global en los últimos dos años como consecuencia del aislamiento, pánico y desestabilización que generó la pandemia.
Para los expertos, la pandemia aún se podría extender al menos hasta el siguiente otoño en los países desarrollados, por lo que las lecciones de estos últimos dos años no deberían olvidarse tan pronto.
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