COP27, justicia climática

6 de Mayo de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

COP27, justicia climática

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1.

El calentamiento global es también una cuestión trascendente, aun cuando otras urgencias le han relegado. En estos días se está realizando en el balneario de Sharm el Sheikh, península del Sinaí en Egipto, la 27ava Reunión de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas contra el Cambio Climático, conocida por su acrónimo como COP27. Las sucesivas reuniones de la COP han permitido cobrar conciencia de este asunto crucial para la sobrevivencia humana.

2.

Ha sido claro que el planeta tiene sus ciclos de glaciación y calentamiento en que los gases de efecto invernadero (GEI) se acumulan o descargan de la atmósfera en procesos naturales, por ejemplo, periodos de mayor o menor actividad volcánica. Ahora es claro también que las actividades humanas, aceleradas por las sucesivas revoluciones industriales desde el siglo XVIII, han incrementado la emisión de estos gases. En la era preindustrial, cada ser humano tenía una huella de carbono correspondiente a dos toneladas de CO2 equivalente al año, en tanto que ahora esta relación es de hasta 7 toneladas de CO2 equivalente, además de que en 1800 éramos mil millones de personas, contra ocho mil millones actuales, es decir, como resultado de los patrones de consumo, hoy muchas más personas emiten más toneladas de CO2 al año cada una. Piénsese que nuestro consumo significa emisiones GEI durante su producción y disposición, desde el maíz, carne o leche, hasta un automóvil, una computadora o el celular.

3.

En tanto acontecen los avatares de la agresión rusa en Ucrania, los coletazos de la pandemia de Covid-19, la afectación de las redes logísticas de suministros,

los riesgos de recesión o el colapso de los demócratas en Estados Unidos, en Sharm el Sheikh se suceden perspectivas apocalípticas climáticas, desde la imposibilidad de contener el crecimiento de la temperatura promedio por debajo de los 2 grados centígrados, hasta la reducción del consumo casi a niveles preindustriales; la ciencia y la tecnología aportan innovaciones y soluciones para avanzar hacia las energías renovables, equipos más eficientes, mejor uso del agua y de la tierra, prescindir de combustibles fósiles y producción sostenible y sustentable, todo lo cual lleva al punto nodal, que es el costo y financiamiento de las opciones de reconstrucción, mitigación o remediación requeridas en los países y regiones más vulnerables, víctimas de siglos de colonialismo y explotación descontrolada por parte de las grandes potencias de ayer y de hoy, señaladamente, Francia, Reino Unido, España, Alemania y Países Bajos en la era colonial, así como Estados Unidos, China, Rusia, Japón, Brasil e India en la época contemporánea.

4.

En los Acuerdos de París, adoptados en 2015, los países firmantes acordaron un ambicioso plan para reparar los daños ambientales, transitar a economías sostenibles y energías limpias, así como apoyar a los países más afectados por los efectos actuales del cambio climático, como son huracanes, inundaciones, elevación del nivel del mar, sequías, erosión y oleadas de calor sin precedentes. Se habló entonces de proveer fondos por 100 mil millones de dólares anuales aportados por los países más ricos. Pronto se vería que no serían aportaciones, sino líneas de crédito, lo que dificulta la aplicación de los recursos.

5.

Por ello los llamados a acciones enérgicas como la planteada por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres por un Pacto de Solidaridad Climática en el que Estados Unidos y China asuman su responsabilidad, hasta la activista sueca, Greta Thunberg, cuya odisea por el clima ha conmovido y movilizado a millones, quien pide, nada más, abolir el capitalismo depredador, salvaje y consumista prevaleciente. Cuestión de justicia climática, sin resolver la cuestión del financiamiento, recursos efectivos y transferibles a los países y regiones más vulnerables, los acuerdos para recuperar el clima serán sencillamente imposibles.

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