En los primeros tres meses de 2022, el gobierno federal destinó 189 mil millones de pesos al sector educativo, lo que representa una disminución de 17.2% respecto del gasto ejercido en el primer trimestre del año pasado, cuando las escuelas aún estaban cerradas debido a la pandemia de Covid-19.
Esta inversión de arranque de año es la segunda más baja en la última década, lo que pone en evidencia, según especialistas, la poca importancia que el actual gobierno da a la educación, además de que se están subestimando las necesidades de infraestructura y capacitación que adquirieron las escuelas a consecuencia de la emergencia sanitaria.
“Esta situación lo que refleja es que la educación no es una prioridad para esta administración y probablemente tampoco para las anteriores, ya que llevamos varios años con el presupuesto educativo a la baja”, dijo Alejandra Macías, directora ejecutiva del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
“El olvido del sector educativo es bastante lamentable y tendrá impactos en corto, mediano y largo plazos”, agregó la experta, quien dijo que el presupuesto en enseñanza debería aumentar no sólo para solventar las carencias que dejó al descubierto la pandemia, sino porque la reforma de 2019 establece la obligatoriedad de prácticamente todos los niveles educativos.
De acuerdo con el informe trimestral de las autoridades hacendiarias, la Secretaría de Educación Pública (SEP) ejerció en el primer tramo del año 87 mil 663 millones de pesos, lo que representa 27% menos que lo ejercido en el primer trimestre de 2021, cuando, en teoría, había menos exigencias debido a que la mayoría de los alumnos tomaban clases en línea.
Además, en el primer trimestre de este año, 18 de los 26 programas prioritarios recibieron un menor presupuesto al aprobado. Entre los programas a los que se les están regateando los recursos están Servicios de Educación Superior y Posgrado, con 993.7 millones menos de los calendarizados; Servicios de Educación Media Superior (-653.3 millones), Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico (-509.7 millones), Programa de Becas Elisa Acuña (-494.7 millones) y Apoyos a Centros y Organizaciones de Educación (-257.1 millones).
Al preguntarle cuál es el futuro de un país que progresivamente va disminuyendo el presupuesto educativo, Macías señala que “la consecuencia será una pérdida de productividad, de oportunidades, de capacidad para generar ingresos; eso tiene consecuencias en lo individual y como país”.
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