Praga

19 de Mayo de 2024

Praga

Promo Portada Paseo 373

Inolvidable. Adéntrate en esta mágica ciudad y déjate sorprender por su historia y su 
magnífica arquitectura

Llegar a la República Checa es como regresar mil años a una ciudad medieval gótica en el centro de Europa (pero con miles de turistas y sus selfie sticks). Caminar por sus calles estrechas, por la ribera del río Moldava o por sus bulevares de art decó, es una de las grandes experiencias como viajero. Sin embargo, hay una ciudad en el cielo que no te la puedes perder: Praga es conocida como la ciudad de las 100 agujas (algunas guías turísticas dicen que son 500 o 1,000). La mayoría de los edificios tienen elegantes agujas doradas que apuntan hacia las nubes.

Praga fue una capital provincial del impero de los Habsburgo austríacos. Su ubicación la convirtió en una ciudad afluente, sede de la primera universidad del centro de Europa, y en 1919 la capital de un nuevo país: Checoslovaquia. En 1993 Eslovaquia y Chequia realizaron uno de los divorcios más civilizados de la historia.

Praga cuenta con muchos lugares hermosos y para todos los gustos que se pueden visitar, aquí te contamos varios:

Puente de San Carlos.

Es el paso obligado para ingresar a la ciudad vieja. Se construyó entre 1357 y 1407 y en sus 520 metros de largo encontramos 30 estatuas de estilo barroco con remates dorados elaboradas en 1700. Estas representan a santos y a los santos patronos de la ciudad. Una de las principales es de San Juan Nepomuceno, que fue arrojado desde este puente.

Museo Nacional y Plaza de Wenceslao.

La plaza es el sitio de manifestaciones y celebraciones de la población. Fue el lugar elegido para leer la Declaración de Independencia de Checoslovaquia en 1918. Se levanta sobre un antiguo mercado de caballos del siglo XV y toma su nombre en honor al patrón de Bohemia. El Museo Nacional ocupa un edificio neorrenacentista y su vestíbulo central sirve de panteón de los grandes checos.

Castillo de Praga:

Es el lugar más importante de la ciudad y se le puede ver casi desde cualquier punto. Su construcción data del siglo IX. El ingreso al castillo está custodiado por dos grandes estatuas de titanes peleando. El castillo es un conjunto arquitectónico que concentra edificios de gran importancia histórica, política y religiosa. Uno de los principales es la Catedral de San Vito. En su interior guarda tesoros como las joyas de la corona checa que se exhiben en la capilla de San Wenceslao. Su campanario mide 96 metros y es la aguja más elevada de Praga.

A un lado de la catedral se encuentra la basílica de San Jorge, que data del año 920. Caminando un poco más se llega al callejón del oro, que es una estrecha calle con casas minúsculas en la que habitaban artesanos. Se dice que Franz Kafka pasó parte de su infancia en una de estas casas. Finalmente se puede visitar el viejo palacio real. No te pierdas el salón Vladislav, con un impresionante artesonado formado con ojivas.

Plaza de la ciudad vieja y el reloj astronómico.

Se trata del corazón del barrio más antiguo de Praga. Alrededor se reúnen bellos edificios que simbolizaban el poder eclesiástico y el civil: el viejo Ayuntamiento, palacios como el Kinsky (sede de la Galería Nacional) y residencias como la casa Storch, de estilo neorrenacentista. Se pueden visitar las iglesias de San Nicolás y la de Nuestra Señora de Tyn. Este templo gótico es el más destacado de Praga, que se eleva encastrado entre edificios de menor altura.

A un lado de la plaza se encuentra el reloj astrológico. Esta joya mecánica fue levantada en 1410. Tiene varias esferas con cuatro tipos de horarios: centroeuropeo, checo, babilónico y astral, además de los planetas y el mundo conocido. Su mayor curiosidad es el desfile de figuras mecánicas con el que marca las horas y que a diario reúne a sus pies a muchos visitantes.

Kutná Hora.

A apenas una hora de Praga hay una ciudad que definitivamente no te puedes perder. Kutná Hora es una ciudad magnífica que compitió en grandeza con Praga. Sus minas de plata la convirtieron en fuente de la riqueza de los reinos checos. Sin duda la joya central es la catedral gótica de Santa Bárbara. Este edificio empezó a construirse en 1388 y se concluyó hasta 1900, por lo que tiene distintos estilos, predominando el barroco.

Tu viaje a Praga no puede considerarse completo si no visitas alguna cervecería y tomas un gran tarro de pilsner con un goulasch.

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