Si bien la llegada de la pandemia bajó la productividad, mucho antes de la llegada de la Covid-19 ya teníamos una tendencia descendente en este rubro.
De acuerdo con el Índice Global de Productividad Laboral de la Economía que elabora el Inegi, hay una caída del 4.7% pandémica en el rendimiento laboral, es decir, de un objetivo de 100% en los trabajos, ahora sólo hacemos el 95.3 por ciento.
Por un momento la misma pandemia nos hizo más productivos, ya que en el segundo trimestre de 2020, cuando se establecieron las medidas de confinamiento y la reducción de las plantillas laborales en las empresas, el personal que quedaba en las líneas de producción o de servicios tenían que realizar sus tareas más las actividades de los compañeros que no estaban físicamente, situación que elevó la productividad. Como ejemplo, el rendimiento de los trabajadores se incrementó un 10.5% en el segundo trimestre de 2020 respecto al primero, lo que significó que trabajaban al 110.5 por ciento. Sin embargo, ésta fue efímera.
Sí medimos la productividad del repunte del segundo trimestre de 2020 al último período reportado de este año, hay una brecha de menos 13.8%, lo que significa estar trabajando al 86.2 por ciento. Aunque el índice se mide con una base 100 de 2013, si esa base fuera el segundo trimestre en el año de la pandemia, tendríamos una considerable baja en los resultados laborales de los mexicanos.
Las actividades secundarias son las que muestran el mayor deterioro, antes y después de la llegada de la Covid. En la medición del Inegi de 2013 que se toma como base hasta la llegada de la pandemia ya presentaba una caída de 13.8%, y a partir de que comenzó la emergencia sanitaria hasta febrero de este año se ha contraído otro 3.7%, es decir, la productividad en las actividades de transformación tienen una caída de 17% desde su base 100 en 2013.
La productividad en las actividades terciarias es la más dañada en el lapso de la pandemia, ya que aquí se muestra una caída de 5.7% del primer trimestre de 2020 al primero de este año.
En contraste, la productividad en las actividades primarias ha crecido un 1.32%, lo que se atribuye a la mayor demanda que se disparó en bienes de consumo primario por la llegada de la pandemia que causó pánico entre la población ante las posibilidades de un desabasto.
En las actividades primarias en un solo periodo, su productividad se disparó 26.2%, es decir, el personal trabajaba al 126 por ciento. Esta tendencia también se diluyó respecto a su repunte, pero se mantiene arriba de los números antes de comenzar la crisis sanitaria.