Muchas veces el significado de las palabras populares o términos mexicanos son mucho más precisos y exactos para nosotros los nacidos en este país llamado México, que la terminología formal de la Real Academia Española, como en el caso particular del término carnal, que para el buen entendedor mexicano significa compa, cuate, brother o valedor, mi carnal, carnala o carnalito, a quien se le quiere de verdad y se le perdona todo. Para el mexicano no es lo mismo decir es mi amigo que es mi carnal. Término reconocido por sociólogos y especialistas en Lingüística, ni más ni menos.
En el contexto de la actual política exterior mexicana, esa de la “mejor política exterior es la política interior”, también han quedado bien definidos quienes son los presidentes carnales del mandatario mexicano, algunos por ideología o afinidades políticas y otros por inexplicable amor. Tanto que ni siquiera los principios constitucionales de la política exterior mexicana inhiben el amor carnal. Ellos pertenecen a América Latina y el Caribe, léase los mandatarios carnales de Argentina, Cuba, Colombia, Nicaragua y Venezuela, así como los expresidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Perú, Pedro Castillo. Parece que no habría más amigos tan cercanos como ellos en el ámbito internacional.
En el marco de las pocas actividades que el presidente mexicano ha tenido hacia el exterior, últimamente se realizaron dos eventos regionales con los amigos, uno en Colombia para tratar asuntos de narcotráfico y otro en Palenque, México, en materia migratoria, que para algunos observadores las expectativas parecen no tener rumbo, pero no nos adelantemos a los hechos, los resultados tendrán la última palabra.
Sin embargo, algunos de estos amigos carnales tienen serios señalamientos de organismos internacionales como la ONU, la OEA y la Unión Europea, entre otros, en temas de violaciones a los derechos humanos y democracia, derivado de la concentración del poder político, autoritarismo y debilitamiento del marco institucional y democrático, en el cual la separación de poderes ya no existe o ha sido dramáticamente dañado, lo que también ha conllevado el retraimiento de los derechos y libertades fundamentales de la población, la libertad de expresión y de prensa, con cabal vigilancia y represión de instituciones de seguridad y justicia del estado.
A la vez los carnales han tenido una particular inclinación hacia los regímenes presidenciales prolongados. En un marco autoritario y de violaciones constitucionales y electorales, el entonces presidente Hugo Chávez estuvo en el poder 14 años, hasta su muerte, y su sucesor Nicolás Maduro en 2025 cumplirá 12 años y no se descarta que pretenda reelegirse; el presidente nicaragüense ha permanecido en la presidencia varios periodos que alcanzan alrededor de 27 años, sin pretensión de retiro; Evo Morales
ocupó la presidencia durante casi 14 años y desea ser candidato nuevamente en 2025 y; en Cuba,
donde Fidel Castro mantuvo su régimen durante casi cinco décadas, traspasando el poder a su hermano Raúl y éste posteriormente a Miguel Díaz-Canel para sucederlo.
Salvo las embajadas de México en Bolivia y Perú que tienen encargados de negocios, las demás embajadas mexicanas, en Argentina, Cuba, Colombia, Nicaragua y Venezuela cuentan con embajadores de “nombramiento político” para atender la relación carnal, designados en el actual sexenio, esto es, que no pertenecen al Servicio Exterior Mexicano de carrera. Así las cosas, con los carnales del barrio.