Narcotráfico. Conexión mexicana y ecuatoriana

26 de Junio de 2025

Omar Hurtado
Omar Hurtado

Narcotráfico. Conexión mexicana y ecuatoriana

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Actualmente no hay quien dude del severo daño que causa la presencia del narcotráfico en América Latina, donde en muchos lugares, como México o Ecuador, el crimen organizado ha sometido a diversas estructuras políticas y de seguridad y ha podido controlar zonas geográficas para sus operaciones, ante estrategias demagógicas y permisivas como el caso mexicano y la debilidad institucional como en Ecuador. En este escenario figuran cada vez más claramente vínculos entre narcotraficantes mexicanos y pandillas ecuatorianas para abastecer el mercado estadounidense.

De acuerdo a información del Departamento de Estado de Estados Unidos, Ecuador se ha constituido en un centro logístico importante para el tránsito de cocaína colombiana, precursores químicos y armas para los criminales, debido a su ubicación geográfica entre países productores como Colombia y Perú y fronteras terrestres, marítimas y aéreas porosas.

El colectivo especializado InSight Crime subraya que las bandas y pandillas ecuatorianas controlan gran parte de las prisiones, desde donde maniobran y actúan como intermediarios de organizaciones internacionales para el trasiego, la seguridad de los cargamentos, cobro de deudas y suministro de armas.

La zona costera ecuatoriana se ha convertido en uno de los principales puntos de embarque para el tráfico global de cocaína, entre estos hacia México, para conectar con puertos como Manzanillo y Lázaro Cárdenas. Los flujos de droga inician en Colombia hacia Esmeraldas, Manabí y Guayaquil, donde se almacena para después ser transportada en lanchas hacia Centroamérica, México y Estados Unidos. Los grupos criminales los “Choneros”, que operan en el sur de Ecuador, son afines al Cártel de Sinaloa y los “Lobos”,“Lagartos” y “Tiguerones”están aliados al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Para analistas, la presencia de narcotraficantes mexicanos habría fortalecido a los criminales ecuatorianos, quienes emulan la violencia de los cárteles mexicanos.

El pasado 9 de agosto de 2023 fue asesinado el candidato presidencial Fernando Villavicencio, quien había denunciado la corrupción entre instituciones ecuatorianas y pandillas, asesinato que se atribuye a los “Choneros” y sicarios colombianos. En los últimos días la violencia se disparó en las calles y cárceles en torno a la fuga y desaparición del poderoso líder Adolfo Macías “Fito” de los “Choneros” y la lucha entre bandas, traslado de reos y el control de rutas del narcotráfico, que derivó en la toma de un canal de televisión por los criminales. La fuga de “Fito” fue seguida por la de otro líder de los “Lobos”, Fabricio Colón Pico.

La situación de violencia ha conllevado al presidente Daniel Noboa a declarar estado de excepción y también a firmar un decreto que autoriza al ejército a ejecutar operaciones militares para neutralizar una veintena de grupos, a los que Noboa ha llamado “narcoterroristas”. La decisión del presidente ha sido drástica y decidida con el apoyo militar y posiblemente con posterior respaldo estadounidense más directo.

La OEA y varios países han expresado su solidaridad al nuevo presidente ecuatoriano ante las agresiones de las bandas criminales que han puesto al país en crisis, pero la tendencia creciente del narcotráfico en América Latina no parece tener fin, al menos en el corto o mediano plazos. La estrategia mexicana contra el narcotráfico, al finalizar el sexenio, parece intencionalmente haber sido conducida al fracaso, en un escenario de empoderamiento de los cárteles, ahora difícil de revertir.