El agente Fonseca y Lima XVII

23 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

El agente Fonseca y Lima XVII

js zolliker

Reporta el agente infiltrado Pedro Fonseca y Lima que aún a pesar de estar acostumbrado a recibir llamadas a deshoras, desde que lo despertó el timbre del teléfono, presintió que le manifestarían malas noticias.

Así fue. Pereira, su viejo amigo y compañero policía de la Secretaría de Seguridad Pública, había fenecido a causa de la primera peste del siglo XXI.

Reporta el agente Fonseca y Lima que de inmediato lo embargó un aire de nostalgia, pues al mirar la fecha del calendario (por una mala costumbre de intentar estampar en la memoria el día en que le avisan de la muerte de alguien cercano), se percató que también en junio, pero de hace dos años, pereció su madre –víctima según él– de una confabulación dirigida a su persona o por su desempeño profesional.

Con el cuerpo reclamándole horas de sueño perdidas de forma crónica y con el pulso algo tembloroso, el agente Fonseca y Lima reporta que decidió servirse un vodka muy frío para ver si ello le ayudaba a recuperar el sueño, cosa que definitivamente no sucedió, pero que le ayudó a controlar la agitación que presentaba.

Total, desde que conoció los vapes, confiesa Fonseca y Lima, puede disimular perfectamente el aliento alcohólico o en el peor de los casos, reportarse enfermo y no presentarse a trabajar.

Reporta el agente Fonseca y Lima que dos o tres tragos después recibió una alerta en el móvil, informándole que alguien había intentado a esas horas de la madrugada, acceder a su banca electrónica, y en menos de un minuto recibió otra de Gmail, avisándole que “se evitó un acceso sospechoso” en su cuenta. En dicho correo se reportaba que el intento provenía de una dirección IP que desconocía y de un sistema operativo Linux.

Por la experiencia obtenida con los años, Fonseca y Lima intuyó que se trataba de un intento de hackeo con Kali, por lo que rápidamente rastreó la conexión con el CERT de Israel, quienes después de unos minutos le demostraron que el ataque se había originado desde un bar del Centro de la Ciudad de México al que solía asistir cuando buscaba rock de verdad: el Doberman.

Reporta el agente Fonseca y Lima que se introdujo por el acceso del Edificio Don Alberto con su elegante y decadente estilo art decó, y después de saludar a José, el encargado de la barra, ordenó un corriente Menjoul: Jack Daniels, Squirt y una pastilla de menta que dejó reposar en el fondo del vaso.

Reporta el agente Fonseca y Lima que al no poder localizar entre las pocas mesas ocupadas a quien estuviese utilizando una laptop o tablet, con cierta frustración se despidió, pero al salir escuchó ruidos en unos billares cercanos, donde al asomarse, logró vislumbrar a un grupo de personas rapadas que portaban camisas negras y ostentaban un lenguaje y símbolos muy parecidos a los fascistas de Benito Mussolini.

Además de verificar que tenían varias laptops con ellos, el agente Fonseca y Lima los percibió de inmediato como un grupo de choque pro-oficialista, con entrenamiento en las mejores dictaduras del mundo y cuya real razón de existir era la de silenciar, intimidar, amedrentar e inhibir el voto que no les sea favorable…

¿Continuará?