El agente infiltrado Fonseca y Lima XLVII

8 de Mayo de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

El agente infiltrado Fonseca y Lima XLVII

Reporta el agente infiltrado Pedro Fonseca y Lima que el chofer del padre de Carina Salazar, con discreción y sin entrar en la habitación, le mostró que debajo de la chaqueta portaba un arma prohibida en Colombia, México y toda Latinoamérica: la Pistolet Yarygina, una semiautomática de 9 x 19mm de nombre técnico MP-443 Grach de uso exclusivo de las fuerzas especiales rusas. La reconoció porque para algunos, era la contraparte soviética de su amada SIG Sauer P226.

Reporta el agente Fonseca y Lima que mientras él se vestía y analizaba la posibilidad de escapar por el balcón, la hermosa mujer llamó por teléfono a su padre y le reclamó que era adulta y que su vida privada no debía ser sancionada jamás por su propia familia y menos, involucrar a un escolta en ello.

“Dijo mi padre que no sabe nada de esto y que Jesús Torre, le renunció hace dos días”, reporta que le dijo pálida y muy nerviosa apenas cortó la llamada.

Reporta el agente Fonseca y Lima que después de apuntar el número de su móvil, le pidió que si en dos horas él no se comunicaba, por favor diera aviso a la policía nacional y a la embajada mexicana. Después, la besó cariñosamente y decidido, salió de la habitación aún meditando en posibles formas de escape, pues confrontar a mano limpia a un hombre armado, entrenado y prevenido, lo consideraba la forma más ágil y veloz de ganarse el cielo antes de tiempo.

Reporta el agente Fonseca y Lima que intentó bajar por las escaleras, cuando Jesús Torre le reprochó que lo creyera tan tonto que no supiera que estaban llenas de cámaras y del brazo, lo guió hasta el ascensor y a su vez, hasta el estacionamiento subterráneo, donde abordaron una camioneta BMW de lujo que evidentemente, no era suya. Ojalá fuese del padre de Carina, pensó, porque quizás hubiese ya informado a las autoridades y pronto los estuviesen buscando por las calles.

Reporta el agente Fonseca y Lima que apenas se sentó en el lugar del copiloto, escuchó “no intente aventarse ni girarse para verme” desde el asiento trasero, lo que prácticamente aniquiló su anhelo de escapatoria. “Vamos a ir a dar un paseo cortico en el que yo voy a hablar y usted me va a escuchar atentamente, ¿me comprende?”

Reporta el agente Fonseca y Lima que su interlocutor le comentó que estaban planeando un cambio importante en Colombia y que por eso, había decidido intervenir para que no amaneciera muerto como muchos lo habían solicitado. “Un mexicano muerto que se refugió en una iglesia y conquistó a la Salazar, paila. Podría calentarnos los asientos”. Reporta Fonseca y Lima que aquél le expuso después que, si bien a la organización internacional le convenía su asesinato, a él en lo personal, no le beneficiaba y que como decía el dicho, “cada uno se rasca donde le pica”.

Reporta el agente Fonseca y Lima que después de unas cuadras, el hombre se apeó del vehículo, no sin antes informarle que Torre, quien ya llevaba consigo su pasaporte extraído de la caja fuerte del Hotel 101 Park House, tenía la instrucción de llevarlo al aeropuerto El Dorado para que tomara el primer vuelo que saliera del país, a donde quiera que fuese, o ejecutarlo si se negaba. “Recuerde bien, huevón, que después de muerto no hay quien ronque”, le sentenció.

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